El rebelde y su profecía

Un accidente segó su vida cuando no había llegado a los 25. Otro actor, Alec Guinness, se lo advirtió: "Si conduces ese coche, dentro de una semana a estas horas estarás muerto". Y justo siete días después, un jueves, 30 de septiembre como el de ayer, de hace 66 años se cumplió la profecía. Moría James Dean y nacía un mito de Hollywood. Su amor a la velocidad le condujo directo al ataúd, y ni siquiera dejó un bonito cadáver: su cuerpo quedó destrozado por el impacto. (No es suya la frase que se le atribuye: "Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver", sino de otro actor, John Dered). El protagonista de ‘Rebelde sin causa’ hubiera cumplido los 90 este año.

Hubo al menos una persona que fue testigo de la premonición de Guinness, la guionista Thelma Moss, quien después de aquello dejó el mundo del cine para dedicarse, adivinen: a la parapsicología.

Pero si lo piensan bien, poco tiene de extraordinario el mal augurio del oscarizado protagonista de ‘El puente sobre el río Kwai’. Basó su pronóstico en hechos: la gran velocidad que podía alcanzar el nuevo vehículo de Dean, su color, que lo hacía poco visible según le diera el sol, y la fiebre por "volar" del joven actor.

Es como vaticinar que un fumador de tres paquetes de cigarrillos al día va a morir de cáncer de pulmón. O como quienes predijeron que si ganaba el sí al ‘brexit’, el Reino Unido se arriesgaba al colapso por falta de suministros. Vivir aislado del resto del mundo conlleva esos problemas.

Hay desastres que se ven venir, no hace falta ser pitonisa para adivinarlo. Pero para adelantarse al tortazo hay que usar la cabeza en vez de la bola de cristal, el horóscopo o el oráculo de Delfos.