Por
  • Pedro Rújula

Galdós

Benito Pérez Galdós envió esta foto a Heraldo en 1904.
Benito Pérez Galdós envió esta foto a Heraldo en 1904.
Archivo Heraldo.

Benito Peréz Galdós ha sido una víctima más de la pandemia de la covid-19. 

Cumplió el centenario de su muerte en enero de 2020 y cuando el plan de eventos previstos para homenajear al escritor canario apenas había comenzado todos los encuentros, congresos, exposiciones… quedaron paralizados. Es cierto que pudimos disfrutar de la aparición de algunas biografías que tienen vocación de definitivas, como las de Yolanda Arencibia y Germán Gullón, pero sin lugar a dudas el día a día de la pandemia se llevó por delante el clima de reflexión y valoración de un autor fundamental no solo en la trayectoria de la literatura española, sino en la construcción de la conciencia que los españoles actuales todavía tienen respecto a su pasado, su forma de ser y sus formas de vivir.

He vuelto estos días sobre algunas de su obras de la Segunda Serie de los Episodios Nacionales y sobre su primera novela, ‘La Fontana de oro’, y, al tiempo que me ha servido para recapitular sobre la ocasión perdida del aniversario de un autor fundamental, ha sido una nueva ocasión para disfrutar de una mirada sobre el pasado español. Entrar en casa de sus personajes, escuchar sus conversaciones, atender a sus argumentos de parte, sus perspectivas vitales, en definitiva, descubrir la pluralidad de actitudes que iban construyendo los cimientos de la España liberal, me llevan a considerarlo como uno de los más importantes escritores de historia del siglo XIX que se valió de los recursos de la novela y el folletín para construir verdaderas interpretaciones sobre la evolución de la sociedad española contemporánea.

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