Hace nueve meses, o incluso en la pasada primavera, cuando la campaña para vacunar a la gente contra la covid comenzaba y se desarrollaba entre problemas de suministro, incertidumbres, sustos y algunas incoherencias, era difícil suponerlo. 

Pero lo cierto es que hoy España se sitúa entre las naciones donde más ha avanzado el proceso de vacunación. Un repaso a los datos que pueden encontrarse en internet revela que nuestro país sería el tercero del mundo donde un mayor porcentaje de la población está ya vacunado. Por delante –y no demasiado– tenemos únicamente a Singapur y a nuestro vecino Portugal. Resulta curiosa, por cierto, esta coincidencia ibérica en el pelotón de cabeza. Algo querrá decir. O quizás no, quién sabe. En cambio, los países que allá por abril o mayo iban más deprisa, como Israel, el Reino Unido o Estados Unidos, se han quedado estancados en porcentajes bastante inferiores al alcanzado aquí.

Pero, como sabemos, para que el efecto protector de las vacunas alcance su mayor eficacia no basta con vacunar a un país, hay que vacunar al mundo. Y en el conjunto del planeta solo está vacunada de momento la tercera parte de la población, con inmensas lagunas en los países más pobres. En Iberoamérica, los porcentajes son muy bajos; en África –con alguna excepción como el 50% de Marruecos–, raquíticos. Aunque también hay países europeos y ricos que se lo están tomando con excesiva parsimonia, como Suiza, con solo un 58% de vacunados: ¿por qué? Estas diferencias no pueden dejar de preocuparnos.