El Gol de Nayim / y 2

Gol de Nayim
Gol de Nayim
HA

Estaría bien poner en la Plaza Salamero de Zaragoza una estatua de Nayim en el momento de chutar al Gol de Ídem. 

Y trazar la trayectoria del balón con rayo láser o hilo de luz: el gol que se marca eternamente. Al menos tan eternamente como inmortal sea la ciudad. Ya lo puse la semana pasada pero como nadie me hace caso lo repetiré mil veces una vez más. La estatua sería irrompible de la mejor calidad y estaría protegida por videovigilancia. De paso, cualquiera podría verla –¡y ver el Gol!– por internet en tiempo real. Aunque el tiempo real no existe porque hasta la luz, tan veloz, lleva su tiempo. Si lo que falta es el gol o los goles, qué mejor reclamo que el Gol de Nayim fulgurando por todo el porvenir. La luz equivale al gol, eso está claro. Y más con lo cara que va. Si lo que falta es el gol reproducirlo incesantemente es la mejor forma de invocarlo. Esto no es sólo pensamiento mágico, que también: es alegría y celebración de lo mejor, que a veces siempre escasea. Reproducir un prodigio puede ser útil y práctico para recordar que una vez ocurrió. Y además este prodigio concreto (si algo así puede ser concreto), este Gol de Nayim, está grabado. Por eso no lo vemos bien, porque los vídeos todavía no están admitidos como prueba metafísica, son demasiado recientes. Si hubiera un vídeo del Milagro de Calanda sería increíble. Seguramente lo hubo, pero estará en un formato tan obsoleto que ya no se podrá reproducir. Igual que le va a pasar al Gol de Nayim, que se perderá como lágrimas en la lluvia. Hasta que haya otro... celebremos este gol. Y que corra la garnacha.

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