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Cartas al director de HERALDO: 'La covid ha globalizado el mundo de otra forma'

'La covid ha globalizado el mundo de otra forma'
'La covid ha globalizado el mundo de otra forma'
Pixabay

La covid ha globalizado el mundo de otra forma

Se han cumplido 20 años de los atentados del 11-S, y el mundo en este periodo de tiempo ha cambiado de forma muy significativa. 

Estos atentados en territorio norteamericano inauguraron el terrorismo de origen religioso. Madrid, Londres, París, Marsella, Niza... sufrieron atentados de esta naturaleza. Por otro lado, el auge de China como potencia hegemónica, enfrentada en una guerra comercial, de momento, con Estados Unidos. A ello se unen las dos grandes crisis económicas que acontecieron en 2008 por la crisis inmobiliaria y la reciente de 2020 por la pandemia. Este siglo XXI está siguiendo los pasos del siglo XX en su primera mitad de la centuria; hay que recordar las dos guerras mundiales, junto a la crisis de la bolsa de Nueva York en 1929. Hoy, como ayer, conforme aumenten las brechas y diferencias sociales, económicas, tecnológicas y políticas entre distintos territorios y países, aumentan los riesgos y las tensiones. El llamado G20 que en teoría gobierna el mundo debería crear las condiciones para que aquellos países con escasos recursos económicos pudiesen iniciar el aumento del nivel de vida de sus ciudadanos. La primera tarea sería dotarles de vacunas contra el coronavirus para que el planeta estuviese limpio de este virus. Mientras existan territorios sin inmunizar, se pueden volver a reproducir variantes del virus que vuelvan a afectar a países en teoría inmunizados. Este virus ha puesto en evidencia que todos los seres humanos, sin distinción de país, somos susceptibles de contagiar y ser contagiados. Lo mismo acontece con el medio ambiente y el cambio climático. El mundo está cada vez más globalizado pero de una forma muy distinta a la que pensaban los países occidentales. Entenderlo y comprenderlo es determinante para encontrar soluciones encaminadas a la paz en el planeta.

Pedro Marín Usón. Zaragoza

Volver a sentir como antes

Después de dejar a la abuela cuidando del nieto más pequeño –siempre me quedo un poco triste y solo, egoísta que es uno–, canturreaba en mi cabeza con Gardel, tratando de atraer de nuevo viejos sentimientos que se pierden en este extraño presente: «Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida. Tengo miedo de las noches que pobladas de recuerdos encadenen mi soñar / Pero el viajero que huye tarde o temprano detiene su andar. Y aunque el olvido que todo destruye haya matado mi vieja ilusión / guardo escondida una esperanza humilde, que es toda la fortuna de mi corazón». ¡De pronto!, un ‘chumba chumba’ a todo volumen me rompe la memoria y ya no soy capaz de seguir. Recojo el HERALDO y me dirijo a la terraza del parque Sedetania, con la intención de compartirlo con un café para el cuerpo, unas sombras verdes para la mente y una brisa envolvente para el alma. ¡De pronto!, entra en mis pulmones el humo odiado del tabaco. Me voy dejando el café, ya no puedo pelearme más, después me acompaña la riña todo el día. No es por los aerosoles que sostiene y transporta el humo en muchos metros, ni porque haya salido de unos pulmones infectados, ni porque mata por sí mismo, es porque lo que me mata es esta indiferencia o desprecio por el otro tan acorde a un tiempo extraño, un tiempo en el que no quisiera vivir. ¡De pronto!, casi piso la mierda de perro, y ya tengo la espalda rota y cosida. No tengo más remedio que apoyarme en una pared, ponerme unos tapones en los oídos y cerrar los ojos. Poco a poco, me llega la propuesta de otra canción para acariciarme el alma: "Cuantas cosas sean verdaderas, cuantas sean de seria consideración, cuantas sean justas, cuantas sean castas, cuantas sean amables, cuantas sean de buena reputación, cualquier virtud que haya y cualquier cosa que haya digna de alabanza, continuar considerando estas cosas…y el Dios de la paz estará con vosotros" (Filipenses 4:8,9) "Vivir / con el alma aferrada/ a un dulce recuerdo que lloro otra vez".

José L. Sancho. Zaragoza

Solo en catalán

Ya han pasado 55 años desde el verano de 1966 en el que pasé, por primera vez, unos días en Miami Playa. ¡Cómo han cambiado las cosas! Para empezar he olvidado la N-II, entonces adoquinada hasta Alfajarín, y el collado de Lilla; las condiciones primitivas de la localidad, como beber agua de pozo y alumbrado con un grupo electrógeno; las calles sin asfaltar; el tren con locomotora de vapor… ¡ah! y mis pocos años. Ahora las carreteras han mejorado notablemente y se llega desde Zaragoza con comodidad con el plus de que la autopista me la paga el resto de los españoles. Las calles están asfaltadas y convenientemente señalizadas, el agua y la electricidad llegan perfectamente y ‘la inteligencia’ política ha suprimido una magnífica vía de comunicación para el Campo de Tarragona como era el ferrocarril. Una vez allí, es patético el abuso oficial del catalán transformando un hecho cultural en una actividad política. Lo que se oye habitualmente por la calle no es precisamente catalán, el montón más alto de periódicos es el del HERALDO DE ARAGÓN, las dos misas que se celebran los fines de semana son en español, ¡Ah! La lengua de comercios y bancos es el catalán, y solo el catalán por imperativo legal. Se escapa un poco de esta obligación una cadena nacional de supermercados mientras que otra, de origen norteño, nos ha obsequiado con un cartelón en el que se anuncia, en inglés y catalán, la apertura del establecimiento en domingo. Entiendo que es una falta de detalle, de educación, de saber estar, para quienes hablamos español (castellano es lo que se hablaba aquí hace cuatro siglos). Yo lo tengo muy claro: si una información está solo en catalán a mí no me afecta.

Juan Antonio Peña Gonzalvo. Zaragoza

Pájaros sin alas

En un país lejano se extendía un vasto desierto proyectando unos brillantes rayos de un sol sofocante y perpetuo. En medio de una ciudad arenosa y ancestral, mujeres dominadas por hombres sin alma recorren las calles vestidas de colores oscuros cubiertas por una mortaja de la cabeza a los pies. Unas rejillas delante de los ojos para ver por dónde andan detrás de un hombre, sin edad, sin identidad, con el pensamiento encarcelado por hombres cuyo objetivo es matar, someter y esclavizar a niñas y a mujeres. Las sombras de esas mujeres se agarran a la tierra que las vio nacer. Debajo de su atuendo de mortaja no se distingue a la persona. Solo pueden ver desde su cárcel ardiente. Quieres penetrar en su mirada, ver el color de la nostalgia de una vida arrebatada por esos monstruos llamados talibanes, nacidos del vientre de una mujer que hoy esclavizan, violan, torturan y matan. ¿Qué tienen contra la mujer? ¿Es la religión? ¿Es la inferioridad del hombre hacia la mujer? Esas mujeres envidian la libertad de los pájaros que planean bajo un cielo sin nubes. Imagino que piensan quién fuera pájaro, aunque negro.

Pilar Valero Capilla. Zaragoza

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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