Un acto de libertad

Tensión en Pamplona al coincidir actos de víctimas de ETA y de apoyo a presos
'Un acto de libertad'
Efe

Qué difícil es disentir, no desde un seguro sillón, sino jugándose el bienestar e incluso la vida. 

Y qué admirable, propio de gente escogida, abandonar un colectivo, del que, además, se ha sido prócer, sabiendo que eso significará ingresar en el bando perdedor, ser tratado de traidor, por unos, y de converso, por otros, así como, posiblemente, caer bajo el manto deshonroso de la difamación. Y cuánto más meritoria, dicha actitud, cuando se acompaña de una actuación firme y combativa, pero inteligente, provista de un irrenunciable ánimo de concordia democrática, ajena al rencor y a la revancha.

Escribo estas palabras en memoria de un hombre fallecido recientemente, el profesor y político vasco Joseba Arregui, cuya trayectoria he seguido, aunque a cierta distancia, sin más cercanía personal que la que concede una sala de conferencias y una presentación rápida, desde que dejó de militar en el Partido Nacionalista Vasco, tras la deriva de este hacia métodos y fines decididamente totalitarios. Arregui ligó entonces su compromiso político a la búsqueda de un cambio de poder en Euskadi, mediante la plataforma Aldaketa, y a ponerse del lado de las víctimas del terrorismo y de la xenofobia, codo con codo, sin ese tipo de medias tintas que ahora llaman equidistancia.

Finalizo con una declaración de Arregui del año 2004, que creo que refleja bien su personalidad. Afirmó entonces que dejar su partido había sido para él "un acto de libertad", precisando que "no es que no haya sido libre hasta ahora, pero desde ahora lo seré un poco más". Qué fineza tan contundente.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión