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Cartas al director de HERALDO: 'Calatayud está de luto: adiós a José Verón'

José Verón en 2019, en su querida biblioteca de Calatayud, con su libro 'Satirologio'.
'Calatayud está de luto: adiós a José Verón'
Jesús Macipe

Calatayud está de luto: adiós a José Verón

El fallecimiento de José Verón Gormaz, posiblemente prematuro por todo lo que le quedaba por crear, ha dejado un poco más huérfanos a los bilbilitanos y, por extensión, a todos los aragoneses. 

Yo recuerdo, aunque nunca hablé con él tal vez por no importunar, al hombre paseando tranquilo por las calles de Calatayud, o disfrutando de su café en una de las terrazas del paseo, y siempre me daba la impresión de que su mirada veía algo que a los demás nos pasaba desapercibido, y que tan bien supo reflejar, tanto en sus poemas como en sus fotografías. José Verón Gormaz es una de esas figuras irrepetibles, con una sensibilidad que trasciende las objetividades que nos rodean, y nos muestra una vía emocional que despierta nuestro mundo interior haciendo, aunque sea por unos instantes, que nos reconozcamos no solamente como seres racionales, sino también, y casi tan importante, como seres emocionales. Son muchos los reconocimientos que José Verón ha podido disfrutar en vida, y es posible que todavía se den muchos, más aunque ya no se le vea entre la Puerta de Terrer y la Rua de Dato, pero sería muy interesante que toda su obra se hiciese más visible para toda la población, necesitada cada vez más de estímulos sensibles, que contribuyen a un desarrollo personal más equilibrado en emociones positivas. Sin ninguna duda Calatayud no será la misma sin tu presencia, pero queda el privilegio de tu obra, que supo mezclar la pasión por tu tierra con la sensibilidad de lo íntimo, lo que de alguna manera ha conseguido que, como Marcial, hayas conquistado la inmortalidad al elevarte por encima de la losa del tiempo que a todos nos cubrirá. Descansa en esa paz que tanto te has merecido.

Lorenzo Solanas Forcén. Zaragoza

Visita del arzobispo

Que sirvan estas breves líneas para agradecer al arzobispo de Zaragoza, Carlos Manuel Escribano, su visita pastoral a la pequeña parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles, el pasado 5 de septiembre en Torres de San Lamberto. Nuestro buen párroco, el padre Rodriguez Magaña, gestor de su presencia, ya nos lo había avisado, y su presencia no defraudó. En apariencia parece un hombre tímido –por cierto, somos de la misma quinta– pero se mostró muy cercano a los fieles, se nota que no ha perdido la esencia de ser párroco (Sagrado Corazón, Santa Engracia). Como él dijo, era la primera vez que oficiaba misa en dicha parroquia, y su visita tenía por misión acrecentar y renovar nuestra vida cristiana. Y nos propuso un reto para esta nueva singladura, tras el descanso vacacional: "Reevangelizar nuestro contexto social". ¿Cómo? Con nuestro testimonio. Abramos los ojos; seguro que con su ayuda, y la de nuestro párroco, conseguiremos tan laudables propósitos.

Diego León Guallart Ardanuy. Zaragoza

Obra olvidada en Poeta León Felipe

Tras cuatro meses como mínimo viendo al pasar un importante montón de tierra y un hermoso agujero en la acera de mi calle, la del insigne poeta León Felipe a la atura del nº 10, me dirijo a esta sección a ver si alguien del Ayuntamiento o del servicio responsable se acuerda de esta obra iniciada y no acabada que incomoda al vecindario, ensucia y afea el entorno, además del riesgo añadido por el fácil acceso a los niños que transitan. No sabemos si el problema que motivó la apertura del agujero está resuelto o por la falta de microchips a nivel mundial están esperando que llegue el correspondiente de la tubería averiada. Bromas aparte, me parece intolerable que un buen o mal día se abra una zanja, se repare o no el problema y se deje sine die la oquedad y su correspondiente montón de tierra. Si los más próximos han manifestado el asunto al Consistorio, por el tiempo transcurrido, poca atención y solución consiguieron.

Juan Rey Fernández. Zaragoza

Mascarillas para las personas ingresadas

Vergonzoso. Esa es la palabra que describe mi indignación después de visitar a un familiar en el hospital Miguel Servet de Zaragoza. Tras varios días haciendo uso de los ascensores del citado centro hospitalario, he podido comprobar que no existe ni un solo cartel que avise del aforo máximo en los mismos. Acabamos de salir de una situación extrema por una pandemia cuyo virus sigue conviviendo con nosotros, continuamente se nos recuerdan las maneras de evitar y prevenir su expansión y no llego a comprender cómo en un hospital no se limita el número máximo de personas que acceden al ascensor. Pero mi indignación no se queda ahí. Tres días lleva ingresado este familiar y con la misma mascarilla quirúrgica. No se la han cambiado, no le han suministrado una nueva y no se han interesado desde hace cuánto que la lleva. Indignada, cuando salgo del hospital, me dirijo a la ventanilla que hay en la entrada principal y le comento a la persona que se encuentra allí la necesidad de indicar un aforo máximo en los ascensores y que, ya que no suministran mascarillas a las personas ingresadas, avisen a los familiares de que deberán traer las mascarillas que el enfermo vaya a necesitar porque nuestra sanidad pública no se las va a suministrar.

Rosa Arricivita Amo. Zaragoza

Un oasis en el árido panorama educativo

He leído con satisfacción en HERALDO del 4 de septiembre la entrevista a la organista Esther Ciudad. Durante el curso 88-89, en el instituto Reyes Católicos de Ejea de los Caballeros, fue alumna mía en 2º BUP. No recuerdo sus calificaciones, pero, a pesar del tiempo transcurrido, sí su cara y, sobre todo, sus ojos. Algo especial debía de transmitir Esther para que su expresión haya perdurado en mi memoria. No parece extraño, dada su brillante carrera profesional. Aprovecho para darle mi más sincera enhorabuena por sus logros musicales que, mientras contemplo el árido panorama educativo, me reconfortan como un inesperado oasis. En las aulas sembramos para el futuro, pero, a juzgar por la realidad, nuestros dirigentes no lo consideran importante. El día 1 los docentes teníamos que repartirnos los grupos en los institutos. En algún departamento de mi centro se demoró la elaboración de horarios, a la espera de la respuesta de la Administración, porque el brutal recorte de profesores no permitía cuadrar las horas. Eliminar los exámenes de septiembre no ha mejorado la organización. Se publica que la enseñanza vuelve a la normalidad. Me pregunto si se puede utilizar este calificativo sabiendo que vamos a impartir docencia con mascarilla en clases abarrotadas y soportando las inclemencias meteorológicas. Estoicos docentes y alumnos acudiremos a nuestro destino y, si la huelga de transporte lo permite, con puntualidad. Que los dioses nos guarden el camino.

Mª Pilar Ciprés Domínguez. Zaragoza

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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