Números perfectos. Y numeritos

'Números perfectos. Y numeritos'
'Números perfectos. Y numeritos'
Lola García

Cateto son dos cosas distintas a la vez. Es cateto un rústico y la Real Academia ignora la procedencia de esta voz.

También son catetos los lados que forman el ángulo de 90 grados en un triángulo rectángulo, En griego, ‘káthetos’ significa que cae en vertical, perpendicular, aunque este detalle no me lo explicaron en clase (ni que hipotenusa quiere decir ‘tendida con rigidez’). Dos voces iguales que no tienen nada que ver.

Pitágoras y los suyos, locos por la aritmética y la geometría, crearon una especie de religión basada en el examen minucioso y exhaustivo de los números, un universo que escudriñaron como nadie antes lo había hecho. El Uno, en particular, los traía de calle, como número y como concepto. Se adelantaron muchísimo. Cuando nació Pitágoras, en el siglo VI antes de Cristo, no existía el Partenón de Fidias, Roma era una ciudad del montón gobernada por extranjeros (ni siquiera se habían inventado los cónsules), a Sócrates le faltaban para nacer casi cien años y más todavía a sus esclarecidos alumnos Platón y Aristóteles. Pitágoras no los esperó. Advirtió las raras propiedades de ciertos números. A una clase particular de estos le dio el nombre de ‘números perfectos’. Y aún se llama así a aquellos cuyos divisores, si se suman, dan como resultado exactamente ese número. El caso más sencillo es el 6: divisible por 1, 2 y 3, sumados estos tres divisores dan precisamente un total de 6. Prodigioso. Perfecto.

No hay muchos así. Entre los mil primeros números naturales, solamente tres: el 6, el 28 y el 496. Los números perfectos de Pitágoras poseen más rarezas interesantes. Una es que todos ellos son la suma de varios números naturales consecutivos que empiezan siempre en el 1, origen de todo: el 28 es la suma de 1 + 2 + 3 + 4 + 5 + 6 + 7; y el 496 es la suma de 1 + 2 + 3 + (...) hasta llegar al 31. Asombroso. Perfecto.

Pitágoras dio muchas vueltas al asunto. Tenía que significar algo, no podía ser un azar. De ahí surgió una especie de teología, o teodicea, enfocada a las fascinantes relaciones entre los números y la música, las notas, las armonías, los astros, sus trayectorias y distancias y el cosmos en general. Pasmoso. Perfecto.

Pitágoras, de forma muy temprana, descubrió los ‘números perfectos’

Números no perfectos

En español, ‘número’ tiene más significados. Uno es el teatral. Se dice ‘un número de teatro’; ‘un número musical’ y, como derivado, ‘qué numerito montó Fulano’.

Algunos de estos ‘números’ se cuelan en la prensa con apariencia buscada de números perfectos, pero son camelos o catetadas.

Ejemplo: "El Gobierno baja el precio de la electricidad un 11 %". Lo correcto es añadir que el kw/h ha multiplicado su precio por n en un año, que la factura es mayor que en Francia o Alemania y que eso sucede en un mercado regulado.

Otro numerito: "España iguala el número de medallas olímpicas ganadas en 2017". Cierto, 17 es igual a 17. Pero 7 medallas de oro (2016) no son lo mismo que 3 (2021). Y conviene saber que las 7 medallas de oro de 2016 se ganaron sobre un total de 307, mientras que en Tokio los 3 oros españoles lo han sido sobre 340. O sea, que pesan bastante menos, pues el total de medallas posibles en Brasil fue de 973 y en Japón han sido 1080, prueba de que los atletas de la selección española han tenido peores resultados, y no iguales, que hace un lustro.

También es tramposo no hacer la cuenta del número de medallas (que nunca llega a 20) en proporción al de atletas (que siempre se acerca a 300). Esto no es demérito para los ganadores, sino para el famoso Comité que compone las listas de atletas escogidos.

Algunos políticos españoles practican los que podrían denominarse ‘numeritos perfectos’

Numeritos perfectos

Cerca del número perfecto está también el numerito perfecto, parecido, pero solo en el nombre.

Acaso por raro, fue poco apreciado el numerito que montó Mariano Rajoy en mayo de 2018: dejó sus trebejos en el escaño y se fue con su gente a relajarse mientras perdía la presidencia por 180 a 169 votos, con la flemática ayuda de sus fieles ‘amigos’ del PNV.

El mejor numerito perfecto fue, con mucho, el de Pablo Iglesias. Ese mismo mes, sus bases irredentas, aprobaron (por 2 a 1 a favor) que conservase su cargo y la parcela con piscina y chalé, adquirida en Galapagar por 615.000 euros (precio declarado). Impecable, insuperable. El numerito perfecto.

Garcilaso de la Vega, en versos casi tan redondos como la votación galapagareña, presenta a dos pastores, que lloraban sus penas de amor con tal perfección que su rebaño, embelesado, se olvidó de comer: las "ovejas al cantar sabroso / estaban muy atentas (...) / de pacer olvidadas, escuchando". Igual que la grey de Pablo, gran tañedor de churumbela y caramillo y cautivador de pécoras.

En fin, el Doctor Sánchez también tiene su numerito perfecto y es muy original. El numerito perfecto del Doctor Sánchez es el Doctor Sánchez. Mañana, tarde y noche, en sesión continua. Un no parar. Inigualable. Perfecto.

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