El calor como alegoría

'El calor como alegoría'
'El calor como alegoría'
F.P.

Algo omnipresente que llega de lejos o se genera cerca.

Calor del Sol sujeto a los avatares cambiantes de cualquier estrella, pero esta nos condiciona. Lleva alumbrando y calentando desde siempre a cualquier cosa que forme parte de la Tierra o criatura que habite en ella. Energía radiante en mitología y religiones: los egipcios adoraron el disco solar, los griegos estaban prendados por Helios y los pueblos amerindios por Inti. Las criaturas biodiversas se las han ingeniado para gestionar la energía del sol, a veces con escaso éxito. Sin duda, la vida sería diferente con más o menos influencia del astro. Por eso ahora se estudia mucho cómo surge y cambia la radiación solar y qué sucede con la parte que penetra en la Tierra y su envoltura gaseosa.

La ciencia se encarga de medir el calor objetivo en forma de temperatura, algo relacionado con el nivel de agitación de las partículas. Desde hace unas décadas se conocen investigaciones que alertan del paulatino calentamiento del aire que nos rodea, del agua oceánica, del suelo y de las ciudades. Hoy se dispone de datos suficientes para asegurar que la vida futura será una aventura acalorada. El calor estacional nos genera dudas ya que no sigue los estrictos ritmos que marcaban los solsticios o equinoccios, no dura lo que tenía prefijado ni conserva intensidades pasadas. Sin embargo, cada cual lo interpreta a su manera.

El calor provoca sensaciones varias en las personas por su opuesto al frío, algo todavía más difícil de medir, si es que existe. Lo uno y lo otro se vende y se compra. Lámpara que ilumina y ciega. ¡Qué difícil es traducir las sensaciones de la vida a medidas físicas! Quienes no sabemos de esto nos preguntamos cómo algo que no se toca ni se puede meter en un recipiente llega a ser metáfora universal. Quizás se deba a la forma de mirarlo: el calor latente que interviene en los cambios de estado, el que sentimos en nuestra relación con el entorno, y aún hay muchos más.

El paulatino calentamiento de la atmósfera y de los océanos en nuestro planeta, a causa del efecto invernadero, ya es perceptible claramente e irá a más

Se siente radiante y a la vez es energía guardada en materiales que tienen diferentes capacidades de almacenamiento o transferencia. Una energía asociada a combustibles fósiles, antaño nuestra salvación y ahora creciente peligro por su abusiva utilización; otra metáfora vital difícil de abarcar. Al transformarse nos cambia la vida con mejoras evidentes y sin embargo puede acarrearnos muchas dependencias, algunas con riesgos crecientes. Calor asociado al cambio climático que es una expresión de la complejidad que condiciona la supervivencia colectiva. En diez años la Tierra ha doblado el calor que absorbe del sol, según la NASA y la Agencia Atmosférica de Estados Unidos (NOAA). ¿Cuál será su techo calórico (y el nuestro)? Sofoco infernal que ya vio Dante.

Es percibido por sus consecuencias, como los incendios que arrasan una parte de lo que construyó la energía que nos llega del Sol: las masas vegetales. Este año le tocó al noroeste de América del Norte y a amplias zonas de Siberia; por ahora. También marca los ritmos vitales de animales y plantas, así como las cosechas agrícolas de los campesinos. Llega a las casas, que se van pertrechando de aparatos refrigeradores, consumidores de aquella energía radiada o almacenada, para rebajar las altas temperaturas que él provoca. Vaya paradoja, defenderse de la chicharrina emitiendo a la atmósfera calor y varios gases recalentadores.

Se impone una adaptación de la vida y de la economía a esta nueva realidad

Se acumula o viene en olas de calor que provocan cada año en España deterioros en la salud, muertes y otros efectos como las afecciones respiratorias, aunque, según parece, la educación ciudadana y el sistema de salud mitigan algo sus efectos. Habrá que atender a la Aemet cuando avisa que las tendencias recalentadoras pueden llegar a ser una especie de tsunamis sin agua pues cada año se baten récords de temperaturas estivales. Lo peor será su recurrencia anual y duración.

Después de todo, dado que el calor existe y el ambiental va a más, empecemos a prepararnos. O al menos a mirarlo de frente para descifrar esa complicada alegoría, que queda hiperrealista en la radiografía de la existencia global. Veremos sombras largas y sobrarán pensamientos cortos. Se impone una adaptación de la vida y la economía al calor circulante, o al revés si se quiere, para mitigar los nuevos retos que se anuncian. Para no visitar nunca a Pedro Botero en sus calderas.

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