Jefe de Economía de HERALDO DE ARAGÓN

Recuperación en K

El crecimiento será desigual en los diferentes sectores de actividad.
El crecimiento será desigual en los diferentes sectores de actividad.
Krisis'21

La recuperación económica es una realidad. Quizás hubiésemos deseado que se notara con más nitidez hace unos meses, cuando pensamos que el inicio del proceso de vacunación pondría punto final a la pandemia del coronavirus de modo claro, pero no se ha demorado mucho. Menos de año y medio después del inicio de la expansión de la covid-19 y el consecuente recorte de actividades, el PIB registra positivos incrementos. De la crisis económica anterior, que comenzó en 2008 y se agudizó años después, tardamos mucho más en salir, si bien la situación era otra y es evidente que algo se aprendió de aquello –aunque no siempre se reconocerá– y, además, hay que asumir que nunca lloverá a gusto de todos.

Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) reflejan una recuperación de puestos de trabajo más que reseñable, y hay otros indicadores que también apuntan a un cambio de rumbo a mejor. De hecho, hay una parte de la economía que funciona con cierta normalidad, mientras hay sectores fuertemente dañados, por no hablar de los negocios que se han quedado en el camino. Las expectativas de futuro, que tan importantes son siempre en economía, son bastante halagüeñas, tal y como se ha dicho desde ámbitos como el Fondo Monetario Interacional en el caso de España, y, en el de Aragón, en el servicio de Estudios de Ibercaja o en la Fundación Basilio Paraíso de la Cámara de Comercio de Zaragoza.

Hace unos meses, la hoy vicepresidenta primera y ministra de Economía, Nadia Calviño, decía que el Gobierno mantenía para España una previsión de crecimiento en forma de un V asimétrica para el periodo 2021-2022, prolongando así en el tiempo una recuperación que en el Ejecutivo ven con gran optimismo, especialmente tras la llegada de los fondos europeos.

No seré yo quien rechace ese deseo de crecimiento económico tan vertical, pero todo indica que la V no será igual para todos, porque hay sectores cuya evolución se prevé claramente al alza, pero otros que no cuentan con esa expectativa. Quizás estemos más ante esa K en las que hay empresas que crecen de modo destacado y otras que, en cambio, no ven el futuro con tanto optimismo. El incremento de los precios en general, y en particular los de las materias primas, está lastrando el funcionamiento de un buen número de compañías, muchas de las cuales sufren también los problemas de abastecimiento de chips semiconductores procedentes de Asia.

El sector industrial, que tan importante papel ha desempeñado siempre en la economía aragonesa para aguantar los embates de la crisis mejor que la media española –como se está notando en la actualidad– tiene delante en forma de nuberrones las coyunturas antes citadas. Fábricas como la de Opel España en Figueruelas, del grupo Stellantis, seguirán acusando en los próximos meses la falta de componentes asiáticos, lo que frenará sin duda el empuje de tan importante motor de la economía aragonesa.

Las previsiones económicas, en todo caso, nos auguran mejoras. El FMI anunciaba la semana pasada una estimación del incremento del PIB español del 5,8%, la cifra más alta de los países desarrollados. En el ámbito aragonés, Ibercaja mantenía una previsión de crecimiento del 7,4% (del 6,5% para España) y la Cámara de Comercio la rebajaba al 5,6% (5,5% para el conjunto del país). Visiones optimistas que no serán compartidas por todos. El otoño no se ve hoy del todo claro.

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