Por
  • María Pilar Clau

No

'No'
'No'
Pixabay

No. Esa palabra que tanto he tratado de evitar. 

Por miedo, por inseguridad. Esa palabra sin colores que los contiene todos. Salvadora y coherente. Cierra lo que no es útil y abre la vida. No sé, no voy, no quiero. Breve como quise que fuera mi nombre el primer día de colegio fuera de mi pueblo.

Me senté con Marisa, prima, amiga y compañera desde los cinco años. Las dos niñas que estaban delante se volvieron: Me llamo Tere. Yo, Carmina. ¿Y vosotras? Yo, Marisa. Escuchaba los hipocorísticos y mi timidez me susurraba que callara mi nombre. Compuesto y tan largo que iba estar mucho tiempo pronunciándolo. Yo, Pili; solté. Para mi sorpresa y supongo que para la de Marisa, que nunca oyó que me llamaran así. No me gustaba Pili y por un instante de cobardía lo arrastré hasta que diez años después alguien eligió llamarme María. Volví a ser María Pilar cuando conocí a mi marido y reafirmé mi nombre al terminar mi primera novela. Volví la mirada a mis padres, a mis hermanos, a mi infancia, y quise ser la que fui, la que soy.

Yo cambié mi nombre, otros cambian su aspecto, sus opiniones para ser como todos, para ser aceptados. Solo cuando nos sentimos queridos incondicionalmente emerge nuestro verdadero ser.

¿Y si cambiamos la narrativa de la vida? ¿Y si amamos los noes, las opiniones contrarias, las diferencias? Todos somos diferentes. Son diferentes nuestros sueños, nuestros temores. Lo importante es que las diferencias no se conviertan en desigualdades.

Algunas personas por tener una discapacidad u otra orientación sexual son excluidos de un mundo del que son parte. No sé si conseguiremos la igualdad cambiando la gramática. Para que surja una nueva realidad es necesaria una gran metamorfosis, hemos de cambiar la percepción del mundo. Aceptar a quien nos dice no, a quien no es o no opina como nosotros. Ver en cada uno la oportunidad de ayuda recíproca, de aprendizaje mutuo. Amar las diferencias para permitirnos ser diferentes y no perder el talento de nadie. Conectar con nuestra esencia y desarrollar nuestra individualidad sin dejar de pensar en los demás.

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