Por
  • Juan Domínguez Lasierra

No hay remedio

Cuba libre
Cuba libre
Krisis'21

Lo ha dicho Sánchez: «Es evidente que Cuba no es una democracia, pero su sociedad debe encontrar el camino a la libertad». 

Palabras obligadas del presidente para salir al paso del silencio de su portavoz, al ser requerida por la democracia en Cuba. Pues si Cuba no es una democracia… es una dictadura. La palabra tabú que los llamados demócratas no se atreven a pronunciar. Que los podemitas se nieguen a reconocer la dictadura cubana, los retrata. Pero que la cabeza del socialismo español no se atreva es mucho más grave. Es evidente, añade Sánchez, que «su sociedad debe encontrar el camino a la libertad». Claro. Debe encontrar su camino a la democracia, porque no existe.

Decir y no decir, esa es la cuestión.

Como le han dicho a Sánchez un grupo de exdirigentes socialistas, hay que decir las cosas claras: «Y es en sociedades, como la cubana, con importantes desigualdades de renta, de riqueza o de consumo y con una situación de deterioro permanente de sus condiciones de vida --entre ellas, el ejercicio de la libertad personal, de reunión o política-- donde se sientan las bases de revueltas sociales que, aunque se pudieran reprimir de manera transitoria, vuelven a surgir con el tiempo». A ello se añade la «brutal represión» que, según denuncia ‘La España que reúne’, están ejerciendo los Cuerpos de Seguridad del Estado en ese país para evitar que se prolonguen estas protestas.

Y mientras tanto, el Gobierno no democrático cubano, deteniendo a la gente.

He conocido estos días a una artista cubana, Eleanis Espinoza, que produce una fusión de música clásica y música cubana. Lleva veinte años en Zaragoza, está casada con un zaragozano, también persona del espectáculo, muy conocida, pero me dice que está en punto muerto en su actividad. Nadie quiere proyectos sin no ven un interés económico inmediato, es decir, actividades inmediatas. Nada a largo plazo les interesa. Así están las cosas y no se ve remedio alguno.

Me ha presentado a Eleanis mi amiga Mónica, la chilena. Que me dice que tiene un problema tremendo: un vecino de su piso, que tiene unos perros que no paran de ladrar por la noche, porque los deja solos; y que por el día, pone músicas de bachatas a todo pulmón, que le destrozan los tímpanos. Lo ha denunciado. Y no hay nada que hacer. No se ve remedio alguno.

Nada parece tener remedio: ni el Gobierno, ni Cuba, ni los vecinos cafres.

Se ha presentado en Zaragoza el libro de Alfonso Vasallo sobre el desastre de Annual, aquel terrible episodio de nuestra colonización norteafricana. Resulta que Alfonso Vasallo es nieto del sargento Vasallo, Francisco Vasallo, que tuvo una intervención heroica en aquellos trances y sobrevivió a un cautiverio rifeño. Durante la guerra civil salió de Madrid y se afincó en Zaragoza, donde trabajó durante muchos años para la empresa Parra y donde murió. Mi amigo melillense Pepe Marqués, que está investigando sobre Annual, espera ansioso poder leer ‘El prisionero de Annual’, que ha escrito Alfonso Vasallo. El ansia de Pepe tendrá remedio.

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