Un montañero murió este sábado tras sufrir una grave caída en el pico Tromouse, en Bielsa. 

Es la tercera víctima mortal que se registra este mes de julio en el Pirineo oscense, donde, además, se está en camino de alcanzar un nuevo récord en el número de rescates. Este trágico balance y las inquietantes perspectivas de incremento de operaciones de salvamento por parte de los grupos de especialistas de la Guardia Civil obligan a reiterar los llamamientos a la prudencia. La montaña es un ámbito extraordinario para disfrutar de la naturaleza y de las actividades al aire libre, pero siempre hay que estar alerta, porque los peligrosos no siempre son previsibles.

La muerte del escalador catalán de 55 años de edad en el Tromouse (3.085 m) se suma a otras dos registradas en lo que va de mes: un corredor de montaña de Alicante residente en Jaca, de 22 años, que se despeñó por un cortado en la zona de Candanchú el 9 de julio; y otro montañero catalán, de 49, que murió al desprenderse una roca del pico Balaitus, en Panticosa. La compleja evacuación del cadáver, este pasado sábado, fue uno de los catorce rescates que han atendido los socorristas de la Guardia Civil este fin de semana, confirmando así el repunte de accidentes de este mes de julio, que va camino de récord. Solo entre el 15 de junio y el 15 de julio, se registraron 78 rescates en Aragón, a una media de 2,6 al día.

Aragón cuenta con un espacio natural incomparable. Por eso mismo las instituciones deben esforzarse aún más en dar a conocer las precauciones necesarias para disfrutarlo con seguridad. Cada persona tiene que ser prudente y medir sus fuerzas, porque a veces se falla por falta de preparación y otras, por exceso de confianza. Los rescates suponen un coste para la sociedad e implican en no pocas ocasiones que otras personas tengan que poner en riesgo sus vidas. Disfrutar de la montaña con seguridad es el objetivo.