¡Estamos en guerra (híbrida)!
No ha habido una declaración oficial de apertura de hostilidades, pero Occidente, China y Rusia están en plena contienda.
Protagonizan una silenciosa ‘guerra híbrida’, esa que combina ofensivas convencionales (militares) y no convencionales (ciberataques, terrorismo, campañas de desinformación y presión económica) para desestabilizar a uno o varios países. Los ataques híbridos pueden ser obra de gobiernos, pero también de actores no estatales, como empresas, grupos de presión u organizaciones terroristas.
La última escaramuza la ha protagonizado Pekín, a quien Estados Unidos, la OTAN y la UE acusan de orquestar una campaña global de ciberataques. Grupos y ‘hackers’ a las órdenes de Rusia, China y otras potencias protagonizan desde hace más de una década una ciberguerra que se desarrolla en las redes digitales para dañar infraestructuras, desinformar o robar datos.
Esta ciberguerra es cada vez más virulenta. No existe un enfrentamiento directo entre ejércitos, pero los ciberataques son muy efectivos ya que el país atacante no necesita invertir tanto dinero, tiempo y personas como en la guerra convencional.
Los contendientes intentan golpear en el talón de Aquiles de sus competidores, sobre todo la ciberseguridad de las instalaciones estratégicas. Además, la aplicación del Derecho internacional o la mediación en estos conflictos es mínima. Por ello, el desafío a la paz mundial ya no tiene tanto que ver con tanques y cañones, como con ciberdelincuentes y amenazas híbridas.
