Por
  • José Tudela Aranda

Balance

Campaña de vacunación frente a la covid-19 en Zaragoza
'Balance'
Guillermo Mestre

Aunque puede considerarse prematuro, creo que es conveniente realizar un balance de lo sucedido durante los meses de pandemia

Un balance que debe ser global, aunque también será preciso realizar una lectura nacional, incluso regional (europea, americana, asiática…). Pero el primer juicio debe ser coherente con la primera característica de este suceso que ha transformado nuestras vidas: su carácter universal. Como una respuesta simbólica a la globalización, el virus se extendió por todo el mundo con una velocidad e intensidad extraordinarias. Desde esta premisa, creo posible subrayar tanto algunas cuestiones negativas que deberían llamar a una pronta rectificación como otras positivas que nos indican cuál es el camino que deberíamos recorrer en los próximos años.

El primero de los errores o carencias que ha quedado claramente manifiesto es la ausencia de un protocolo adecuado para este tipo de situaciones. Si algo caracterizó las primeras semanas fue la sorpresa y la constatación de carencias de todo tipo que llegaron a provocar una sensación general de desconcierto, si no de miedo, en las poblaciones. La posibilidad de que una epidemia local se convirtiese en pandemia era conocida. Es más, había precedentes y eran muchos los que habían prevenido en este sentido. Cada Estado, la Unión Europea entre nosotros o Naciones Unidas a nivel global tienen que proceder con carácter inmediato a elaborar un protocolo adecuado para este tipo de situaciones. En segundo lugar está la necesidad de repensar el modelo de gobernanza ante episodios similares. La actuación de la OMS ha ofrecido suficientes sombras como para pensar que se necesita un modelo alternativo de gestión de problemas sanitarios que, como se ha demostrado, pueden ser muy diferentes a los tradicionales. En tercer lugar, hay que multiplicar la conciencia sobre los riesgos que la destrucción de los entornos naturales tiene para la salud. El equilibrio natural se rompe y los virus mutan para acabar provocando nuevas enfermedades. Sostener los hábitats y los equilibrios que los presiden es cuestión de supervivencia para la especie humana. Lo sucedido debería haber servido para incrementar la conciencia al respecto de ciudadanos y autoridades.

Un balance de lo sucedido durante la pandemia muestra que las sociedades actuales tienen carencias muy peligrosas, pero también que ha habido reacciones alentadoras

Se podrían citar otras circunstancias, como el reto que implica extender la vacunación a todos los Estados. Pero es el momento de referirse a lo positivo. Que es poco pero de una extraordinaria importancia. Lo primero que hay que mencionar es la capacidad de crear una vacuna en menos de un año. Frente a una enfermedad nueva, desconocida, hemos dispuesto del arma más eficaz en un período extraordinariamente breve. Se trata de un hito histórico, sin que haya un ápice de exageración en la palabra. Por lo que está suponiendo para el desarrollo de la pandemia y por lo que puede suponer para el combate contra futuras enfermedades. Un logro sólo posible gracias tanto al extraordinario avance del ingenio humano como a una colaboración hasta ahora desconocida. Junto a ello, hay que aludir a las fortalezas demostradas por la Unión Europea. La epidemia era un reto extraordinario. Las consecuencias sociales, económicas y sanitarias han desbordado ampliamente las capacidades de muchos Estados. Hoy se puede decir que la Unión ha demostrado tanto capacidad para responder a estos desafíos como su naturaleza imprescindible. Quien hoy la critica debería explicar a los ciudadanos qué sería de ellos sin la cobertura ofrecida por las instituciones europeas.

No es posible realizar un paralelismo con lo sucedido en nuestro país. Pero sí es preciso decir que es esencial que se siga el consejo reiteradamente realizado por los más acreditados especialistas y se proceda a efectuar una auditoría exhaustiva de lo sucedido. No se trata de identificar culpables ni redentores. Pero hay que conocer nuestras debilidades y nuestras fortalezas. Hay que prepararse para situaciones que nadie podrá describir como imprevisibles.

En conjunto, la covid-19 ha enfrentado, enfrenta, a la humanidad a un reto extraordinario y, como en cualquier otra situación similar, es posible extraer conclusiones de cariz diverso. Las fortalezas demostradas son suficientemente relevantes como para ser optimista. Pero los riesgos detectados pueden provocar que, si no se reacciona a tiempo, ese optimismo se convierta en un pesimismo sin solución.

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