Las ataduras de Pedro Sánchez

'Las ataduras de Pedro Sánchez'
'Las ataduras de Pedro Sánchez'
Pixabay

Avanza a trompicones la legislatura de Pedro Sánchez, adecentada ahora por una remodelación en el Ejecutivo en la que los ecos de las nominaciones se envuelven de dudas y los silencios retumban. 

No debe ser sencillo para el profesional político esquivar el embrujo de la propuesta de vitola ministerial. Aunque ya superado ese encanto seductor, no todas las conciencias se asientan cómodas en el sillón del Gabinete; sujeto, como se encuentra su primer ministro, a las múltiples ataduras sobre las que se sostiene su cargo.

Genera mucho más que profundas dudas, sea uno del signo que sea, esa procesión de alianzas sobre las que se edifica el respaldo gubernamental; al que uno no puede acostumbrarse por mucho que pasen los años y los ministros. El apoyo de la herencia terrorista, la que sigue agasajando a los asesinos; el respaldo de quienes apuestan por desunir y que reciben además el premio del indulto por el favor brindado, se muestran como cadenas que no todas las piezas que conforman un Gobierno son capaces de soportar.

Porque además los empentones legislativos, sujetos a esas obligaciones con variopintos aliados, promueven por la vía rápida iniciativas de calado profundísimo, como esa ley de eutanasia, que se despacha con la escasa garantía del sencillo epíteto de ‘garantista’, o la que hace de cada persona un cóctel de géneros; normativa que nadie ha leído, y que, a pesar de su incertidumbre, se impulsa envuelta en colores. Por más que muchas de las que se han mantenido en la vanguardia de la defensa de los valores de la mujer adviertan de los peligros de conducirse por sus curvas más que reviradas.

Ese mismo candado que también ata al Gobierno de Sánchez pretende ahora retirar el respaldo de brindarle a quien quiere abortar -drama profundísimo- la posibilidad de pensarlo, de asirse a la alternativa de sacar adelante una vida. Que parece derecho legítimo del aspirante a vivir. Y que tiene un calado que obliga a no impulsarla de nuevo por ese conducto de ataduras por las que Pedro Sánchez conduce su supervivencia.

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