Por convivir

Salida de los presos tras los indultos del procés
'Por convivir'
EFE/Europa Press

Algún día, la humanidad abolirá las prisiones. 

Al igual que la erradicación de la guerra, parece algo utópico, pero quizás no estemos tan lejos. La ciencia ya trabaja interdisciplinariamente en ello, desde el derecho, la criminología, la biología, la antropología, la psiquiatría o la psicología. Y no solo por compasión. También, para enfrentarse mejor a lo que hoy llamamos delincuencia.

Ahora bien, de momento, hemos de asumir que las democracias avanzadas encarcelan preventivamente durante años, condenan a cadena perpetua y alguna aplica la pena de muerte, denunciada hace casi tres siglos por Cesare Beccaria. Y es este sistema el que, a modo de vía de escape, permite el indulto, la medida de gracia que el Gobierno acaba de conceder a nueve individuos sediciosos y malversadores.

Personalmente, me complace que estas personas salgan de prisión. Preferiría que cumplieran otras penas. A la vez, sin embargo, opino que indultarlas es una arbitrariedad que no tendrá la "utilidad del perdón" predicada por nuestro presidente del Gobierno, a la que se han sumado empresarios y obispos, compartiendo desfachatez, o ilusión, o ambas cosas.

Debido a mi ignorancia política, jurídica y de la filosofía utilitarista, mi opinión es una mera conjetura. Más convencido estoy, en cambio, de que, una vez más, a la parte bienintencionada de la sociedad, entre la que, por lo que ha declarado, quiero destacar al escritor Javier Cercas, le toca hacerse la tonta. Pasa también en la amistad, en el amor y en la lucha que se libra en el interior de cada persona. Por convivir, lo que haga falta.

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