Madera y más

'Madera y más'
'Madera y más'
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El pasado 14 de enero publiqué en estas mismas páginas el artículo ‘Desastre en los montes Universales’

Entonces recogía la llamada de socorro de las gentes de esa zona preocupadas por el arboricidio perpetrado en sus bosques. A partir de ahí se fueron sucediendo y publicando distintas reflexiones que han mostrado la complicación y complejidad del tema. Unos y otros hemos argumentado mostrando diversas perspectivas. Y así lo intenté explicar posteriormente, el 11 de marzo, con ‘El elefante de Guadalaviar’. Ahí quise destacar que es necesario "sentarse, hablar y escucharse" para buscar acuerdos y mejorar el conocimiento que tenemos; algo habitual en la investigación en ciencias sociales y en cualquier disciplina científica.

Dicho más rimbombantemente, si apelamos al conocimiento científico para legitimar una decisión política, hemos de saber que este es siempre resultado del debate, de la prueba y de la contrastación. No basta con la opinión de uno o dos expertos o de un ‘dios’ en un ámbito particular. Se construye intersubjetivamente. Incluso las verdades apodícticas, cuando se encuentran, también requieren de ese ‘nihil obstat’ de la comunidad de conocimiento correspondiente. Por eso, hay que felicitar a la Fundación Universitaria Antonio Gargallo al ofertar, dentro de las diversas actividades de la Universidad de Verano de Teruel, el curso ‘Madera, patrimonio y transición ecológica’. Está previsto que se celebre los días 7 al 9 de julio en el propio pueblo de Guadalaviar.

Ante un asunto controvertido, como las talas de árboles en los montes Universales, es conveniente tener la oportunidad de reflexionar y de dialogar desde diversas
perspectivas antes de tomar decisiones que pueden ser irreversibles

Es una oportunidad excelente para conjugar los tres verbos anteriores y entrar a fondo, de manera sosegada, en el conflicto social y medioambiental mencionado. Lo objetivos y el diseño del curso muestran una perspectiva interdisciplinar que anticipa mucho juego. Comenzando por vincular la creación artística con los recursos naturales, como la madera, que facilitan los bosques primarios. Bosques, en este caso de la cabecera del Tajo, que tienen siglos de vida y que han de servir de referencia para la transición ecológica y la economía circular en entornos rurales de montaña lastrados por una baja demografía y la desidia institucional. Desde esas coordenadas, caben sinergias con otros ‘submundos’ donde la creatividad y la historia entretejen el futuro. Por ejemplo con "la reciente declaración BIC del legado de la violería aragonesa, en particular, y de la violería española, brindando a la sociedad la posibilidad de participar y articularse a través de la difusión del conocimiento". Pero también, pensando en la transferencia de resultados, en la vertebración del territorio y en la capacidad colectiva de buscar alternativas "culturales y de defensa de patrimonio natural en zonas despobladas de montaña".

Dentro de los límites de un curso de estas características, en el programa se trenzan las aportaciones desde disciplinas como botánica, historia, sociología, musicología, ecología y gestión forestal. Sirve para comprobar que nunca se tiene una mirada que sobrevuele la totalidad. Por eso mismo, también se deja para el final el debate abierto con quienes quieran sumarse.

Es una oportunidad para ver, juzgar y actuar en consecuencia ante una asunto controvertido. Especialmente, porque las decisiones de las administraciones públicas van a tener unos efectos difícilmente reversibles en la vida de las gentes de la zona y en el futuro de los ecosistemas afectados. Podemos talar los bosques para plantar pinos y crear un huerto que nutra de biomasa proyectos industriales que lo requieran. Podemos despreciar la voluntad de esos pocos que llevan en su ADN la historia de sus montes. Podemos obviar la opinión de quienes solo aportan el acervo de su tradición cultural. Podemos censurar la disidencia de quienes se enfrentan a los intereses espurios que impulsan subrepticiamente este tipo de iniciativas. Podemos, pero no debemos. Está en nuestras manos dejar a las generaciones futuras un mundo mejor del que heredamos. Está en nuestras manos salvaguardar la Naturaleza y cuidar de aquello que los mayores supieron mantener para nosotros. O no. También nos podemos dejar arrastrar por las inercias administrativas que bajo capa de legalidad enmascaran aquello de que la ley sirve para el que la conoce. La oportunidad de estudiar, de leer y discutir sobre un tema como el del curso de Guadalaviar hay que aprovecharla.

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