Por
  • Francisco José Serón Arbeloa

¿No sería mejor que...?

'¿No sería mejor que...?'
'¿No sería mejor que...?'
F.P.

Cada uno de nosotros tenemos un modo personal de ver el mundo debido a las estructuras mentales que están incrustadas en las sinapsis de nuestro cerebro, que es único. 

Cada palabra, pensamiento, estructura mental o conducta ha sido adquirida o bien de forma directa mediante aprendizaje a lo largo de toda nuestra vida o bien de forma indirecta relacionando estímulos previos. De esta manera se pueden imaginar y anticipar situaciones futuras sin haberlas vivido o ejecutar un comportamiento mucho tiempo después del aprendizaje de sus reglas. Dichas estructuras no pueden verse ni oírse, pero se manifiestan inconscientemente mediante nuestros razonamientos y decisiones, y sobre todo a través de nuestro lenguaje cuando decimos lo que pensamos. De hecho, si se modifican algunas de esas estructuras, se piensa y se habla de modo diferente, y por ende se cambia el modo de ver el mundo. Observen la diferencia en el lenguaje, en la forma de razonar y en la visión del mundo de los jóvenes a lo largo de sus diferentes periodos formativos. Y es evidente que aceptamos que esas estructuras personales generan pensamientos que nos parecen razonablemente ciertos.

Un mejor conocimiento de nuestras estructuras mentales como seres humanos
podría ayudarnos a detectar los intentos de manipulación política 

Por otro lado, esas estructuras mentales hacen que ante diferentes situaciones pongamos de manifiesto modelos de comportamiento diferentes. Por ejemplo, todos presentamos facetas conservadoras y facetas progresistas dependiendo de la situación en la que nos encontremos. Un progresista habitual, en un entorno que le genere miedo e incertidumbre activará de manera natural el comportamiento conservador.

Esas estructuras no cambian fácilmente ante un hecho que surja ante nosotros. Para que lo aceptemos, tiene que encajar con nuestra forma de ver el mundo. Si el hecho no encaja, la forma de ver el mundo se mantiene, el hecho rebota y entonces tendemos a calificarlo como algo irracional, o estúpido o perverso... Piensen en las diferentes políticas económicas, educativas, de protección social, sanitarias, etc., planteadas por los progresistas o por los conservadores ante la misma realidad social. Esas evidentes diferencias se justifican en base a sus diferentes formas de ver el mundo.

Y ahora viene algo muy interesante, cuando oímos una palabra o una idea se activan en nuestro cerebro algunas de nuestras estructuras mentales. Por ejemplo, los políticos lo saben e intentan utilizar ese tipo de reacción con el propósito de conseguir o mantener el control político. Para ello buscan o inventan expresiones llamativas, fácilmente convertibles en titulares, que encajan en la visión del mundo que ellos preconizan y tienen el objetivo de que nuestras posibles formas de ver el mundo generen ciertas inferencias a su favor. Cuando votamos, creemos que lo hacemos solo en función de los valores, de los estereotipos culturales propios y de nuestros intereses, pero lo que determina el sentido del voto son las estructuras mentales que se activan en base a las palabras e ideas de las campañas, que es lo que nos permite identificarnos con alguna de las opciones.

El lenguaje
político utiliza estrategias que movilizan nuestro pensamiento inconsciente

Coincido con la propuesta de George Lakoff (Berkeley, 1941), profesor de Lingüística cognitiva de la Universidad de California, "creo que es importante entender las dimensiones cognitivas de la política, en especial cuando la mayor parte de nuestra visión del mundo conceptual es inconsciente y podemos no ser conscientes de nuestro propio pensamiento metafórico".

Por todo lo dicho, ¿no sería mejor que en algún momento de nuestra vida nos enseñaran modelos simples de cómo funciona nuestro cerebro, con objeto de prepararnos para distinguir lo que nos vamos a ir encontrando a lo largo de la vida?

Y para finalizar, recuerden lo que dijo Heráclito, "nada hay permanente salvo el cambio", la naturaleza cambia, el mundo cambia, los problemas cambian, por lo que es evidente que debemos buscar soluciones de supervivencia nuevas. Por lo tanto, es necesario el cambio de las estructuras mentales en base al cultivo continuado de nuestra mente.

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