Impuestos y coste de la vida

Delegación de la Agencia Tributaria en la calle Albareda de Zaragoza.
'Impuestos y coste de la vida'
Toni Galán

Desde la declaración de pandemia la general reducción de ingresos en las familias ha hecho del año transcurrido uno de los peores en décadas para los ciudadanos. 

En el mismo período han subido impuestos que afectan de lleno a rentas medias y bajas, como el impuesto al diésel, a plásticos de un solo uso y primas de seguros de coches, hogar y decesos; han subido cuotas de autónomos y el impuesto de matriculación; gasolina y diésel son el 20% más caros y la bombona de butano cuesta un 21% más desde otoño; además se va a poner peaje en carreteras y autovías y quitar la reducción por tributación conjunta del IRPF, afectando a 4 millones de familias.

Mientras tanto, el actual Gobierno (con el mayor número de ministerios de toda la democracia) ha multiplicado la contratación de asesores y cargos públicos de confianza a dedo con un coste en este año de 62,5 millones de euros, el más alto hasta ahora. La tarifa de luz que pagan los españoles es la más cara de Europa; el recibo de un usuario medio ha subido un 46,5% solo en junio y este mes será la factura más cara de la historia. Como paliativo el Gobierno anuncia que bajará el IVA del recibo del 21% al 10%, pero provisionalmente solo hasta diciembre y no en todos los casos, según potencia contratada. O sea, no armoniza el porcentaje de IVA al resto de países de la UE, que está en torno al 6%, para no renunciar a la recaudación por el impuesto eléctrico.

La luz en familias y negocios es el gasto más alto de los mensuales pero es un consumo inevitable al que además estamos abocados, pues todo nos lleva al uso eléctrico de elementos cotidianos, coches y todo lo que deba llamarse ‘ecológico’ despreciando y penalizando los carburantes y acabando con el carbón. No todas las familias o pequeñas empresas pueden pagar un recibo de la luz abusivo. Quienes tengan nóminas o pensiones recibieron un aumento insustancial y de contrapartida hacen frente a una brutal subida del coste de la vida. ¿Por qué siempre recae el sacrificio sobre los ciudadanos pero las administraciones no toman medidas reduciendo estructuras y gastos propios?

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