Los nuevos universitarios

Comienza la Evau en el salón de grados de la Facultad de Derecho del Campus de San Francisco.
'Los nuevos universitarios'
Oliver Duch

No hubiera sido capaz en estos momentos de aprobar el examen de Historia de España de la EVAU (Evaluación de Admisión a la Universidad). 

No tengo recientes temas como el Neolítico, la invasión musulmana o el Imperio de los Austrias… Menos aún en materias de Ciencias, Ciencias Sociales o Artes aplicadas. Algo más me hubiese defendido en Educación Literaria y Comunicación escrita, dentro de Lengua Castellana y Literatura –con “y” griega–, a través de textos de Irene Vallejo, Mario Vargas Llosa o Luis García Montero.

Mi segundo sobrino y ahijado, Jorge, ha elegido un camino muy diferente al de esta profesora cebolletas en Letras que nunca ejercería: Bachillerato Tecnológico. Las pruebas en las troncales, incluido Inglés, más Matemáticas, Física y Dibujo Técnico, junto a la media, le han valido una buena nota en su ingreso a la Universidad. Un ingeniero más en la familia.

Con la EVAU de su hermano Juan, hace dos años, le unen muchas cosas: una parecida elección; la prohibición de móviles y materiales electrónicos e impresos no propios del examen… Y otras le diferencian: la prueba en el instituto, distancia interpersonal, mascarilla, hidrogel, desinfección del aula. Y, sobre todo, casi un curso completo, el pasado, no presencial.

Ahora que empezamos a salir de una crisis sanitaria atroz, entrar en la Universidad supone garantía de futuro. Carreras humanísticas, sociales y artísticas, aportan un gran servicio; amén de valores, belleza y cultura, no menos imprescindibles. En Ciencias el abanico es amplio, de lo biosanitario, pasando por las matemáticas de empresa, la enseñanza o la investigación, a la tecnología.

Hacen falta psicólogos, más atención en las residencias, investigadores excelentes. El campo de la Ingeniería Informática da para mucho: nuevas aplicaciones para las necesidades más actuales, dispositivos adaptados, avances en medicina… “La juventud es consciente de que se enfrenta a un mundo más complejo e inestable. En tiempos difíciles se agudiza el ingenio” (Estanislao Nistal, virólogo y profesor).

De pequeño, Jorge decía: “Inventaré una vacuna para no morirnos nunca”. Al menos, este año lo han celebrado en Salou.

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