Doble metáfora

El clavel rojo. Se ha relacionado desde hace siglos a este color con la sangre y en la Pasión se sitúan claveles rojos en aquellas carrozas que portan imágenes del dolor de Cristo. Ingentech/Wikimedia
'Doble metáfora'
HA

Hace diez días recibí la segunda dosis de la vacuna, así que empiezo a estar inmunizada y más contenta. 

Pertenezco al Centro de Salud de Rebolería de Zaragoza. He visitado siete veces el local adaptado para la vacunación en la calle de Alonso V, bien como acompañante, bien para vacunarme yo. En todas las ocasiones el protocolo y el funcionamiento me parecieron impecables. Todo perfecto. Las sillas de los diez minutos de reposo se llenaban y vaciaban con cierto ritmo. Me llamó la atención que hubiera un silencio casi litúrgico, como de recogimiento, como si acabásemos de tomar la primera comunión. Una vez en la calle, aspiré el aire primaveral. Qué suerte no haber pasado la enfermedad y no haber perdido el olfato.

Aspiro el aroma intensísimo de un clavel rojo que me trae mi amiga Rosa Garza. De momento me parece que huele a canela. Luego me doy cuenta de que huele al clavo que a veces pongo en mis guisos de cordero. Saco un clavo del especiero y hacemos una cata ciega. Es casi imposible distinguir un aroma del otro. Y se me ilumina la mente como si acabase de hacer un descubrimiento importante. La flor del clavel debe su nombre al clavo de olor, que a su vez viene de su semejanza con un clavo de hierro. Es una doble metáfora. Lo compruebo en el diccionario. Covarrubias lo explica en su Tesoro de la Lengua Castellana: "Clavel, flor conocida por su excelencia. Diéronle este nombre por el olor grande que tiene del clavo aromático". Creo que la vacuna me ha devuelto una parte de mi cerebro y una pequeña dosis de vitalidad. 

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