En su primer gran viaje al exterior, el presidente Biden visita Europa con una agenda muy cargada, incluyendo quizá unos minutos con Pedro Sánchez. Pero en definitiva hay dos objetivos bien definidos. 

Por un lado, empezar a cerrar la brecha que los años de Trump abrieron entre Estados Unidos y sus aliados europeos; y por otro, rebajar algún grado la tensión con Rusia, pero dejándole claro a Putin que Washington no aceptará actitudes agresivas.

Por eso, el ‘New York Times’ ha considerado relevante que el presidente pronunciase su primer discurso en suelo europeo en la base aérea de Mildenhall , que tuvo un papel destacado tanto en la Segunda Guerra Mundial como en la Guerra Fría y sigue siendo uno de los pilares de la presencia militar norteamericana en Gran Bretaña y, por lo tanto, de la alianza militar y política entre ambos lados del Atlántico. Allí Biden habló, significativamente, de los valores que unen a las democracias estadounidense y europeas frente a los regímenes autocráticos, como Rusia y China. Dirigiéndose a los soldados de la base, Biden dijo: "Creo que estamos en un punto de inflexión en la historia del mundo. Un momento en el que nos toca demostrar que las democracias no solo resisten, sino que destacarán aprovechando las grandes oportunidades de una nueva era"; "tenemos que desmentir a aquellos que piensan que la era de la democracia ha terminado". Ojalá que este viaje sirva efectivamente para restañar el vínculo entre Estados Unidos y Europa, y para fortalecer así el sistema democrático, al que no le faltan adversarios.