Un gesto insuficiente
El presidente de ERC ha dado un giro en relación al desafío secesionista: cuestiona ahora la vía unilateral, admite que los indultos «pueden aliviar el conflicto» y aboga por un referéndum pactado.
Es un gesto insuficiente, e incluso tramposo, que solo busca alternativas para que el independentismo siga vivo. De hecho, la portavoz de Esquerra ha querido remarcar que en las palabras de Oriol Junqueras no hay novedades. Lo que corresponde a las instituciones catalanas y a los partidos rupturistas es acatar la Constitución que ampara a todos los ciudadanos, colaborar con lealtad dentro del Estado del que forman parte y negociar sus reivindicaciones en el Parlamento, como todos los españoles.
Junqueras ha aprovechado la coincidencia de Pedro Sánchez y Pere Aragonès en un acto celebrado en Barcelona, donde han redoblado la apuesta por la mesa de diálogo, para dar oxígeno al presidente del Gobierno. Lo ha hecho en la fase final de la tramitación de los indultos y cuando desde muchos sectores se está pidiendo al independentismo que emita alguna señal que facilite la medida de gracia. Sin embargo, el líder de ERC ni pide perdón por sus delitos ni se compromete a acatar la ley a partir de ahora. No cambia su prioridad, la independencia de la Comunidad catalana, sino el camino. Tras comprobar la fuerza del Estado, el contundente rechazo de la comunidad internacional y que la mitad de los catalanes sigue en contra de la ruptura, ahora intenta suavizar las formas y ganar más adeptos: «Necesitamos ser más; una mayoría incontestable, plural y transversal».
El Gobierno no puede caer en la trampa de Junqueras, que fue uno de los líderes independentistas que rompieron la legalidad. Si quieren volver a ella, que lo haga, pero sin pedir nada a cambio. El derecho a la secesión está fuera de lugar, según la doctrina y la jurisprudencia internacional.
