Flores
En esta extraña segunda primavera de la pandemia, en la que vivimos entre la inquietud ante nuevas olas, el temor a la reedición de una crisis económica persistente, la proliferación de terrazas que amenazan dejarnos sin aceras y la machacona sucesión de tormentas meteorológicas y políticas, la esperanza se llama vacuna.
Y como la vacunación parece estar cogiendo ritmo definitivamente, vuelve a asomar allá lejos, por el fondo, la confianza en el futuro y otra vez parece posible creer en ese viejo y sabio dicho, asentado solo en la historia o la experiencia de cada uno: "esto también pasará".
En estos tiempos oscuros se agradece especialmente todo aquello que viene a iluminarnos, a alegrarnos, y eso es lo que está pasando en estas últimas semanas con las flores en nuestra ciudad. Seguramente ahora prestamos más atención que en los tiempos apresurados de hace un par de años a cosas sencillas, como los jardines urbanos. Y resulta que esta primavera está siendo más primavera que nunca en Zaragoza, porque la ciudad se está viendo repentinamente inundada de flores luminosas, árboles nuevos y praderas verdes. Parques, plazas y paseos tienen un color que desconocíamos que pudieran tener y vuelve a ser un placer pasear por ellos mirando lo que nos rodea. Hay que pasear por el canal, subir al Batallador y asomarse a nuestro parque para ver Zaragoza en su esplendor ¡Viva Zaragoza!