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Pegar a una madre

Parque Warner de Madrid.
Parque Warner de Madrid.
 

Hay algo más feo que pegar a un padre: pegar a una madre. Y sus consecuencias aún son peores si es testigo de la agresión un hijo con autismo y, por tanto, especialmente sensible a todo aquello que le provoque cambios emocionales.

Por eso la escena que se vivió en el Parque Warner de Madrid, cuando un hombre agredió a la madre de un niño con autismo que aguardaba en la fila rápida para acceder a una atracción, quedará guardada en la retina de quienes sufren de cerca estas situaciones. Aunque pueda parecer que se trata de salidas de tono esporádicas, no son tan infrecuentes y causan un daño irreparable.

Porque hay discapacidades que son invisibles a los ojos de los demás pero no por ello dejan de serlo. Para los familiares es duro verse obligado a dar explicaciones por, por ejemplo, tener derecho a una plaza reservada a discapacitados porque un niño con el espectro autista puede sufrir una crisis nerviosa si su progenitor no para de dar vueltas para aparcar. O tener que "marcar" a tu hija con un chaleco especial para poder pasear por la calle sin que te abucheen, como ocurrió durante los primeros meses tras decretarse el estado de alarma. Cómo explicar que se trata de un paseo por prescripción facultativa para paliar sufrimiento a la persona afectada.

Entre los refranes más desacertados que ha dejado la sabiduría popular destaca uno especialmente: "Piensa mal y acertarás". Pero hay otro dicho que suele encajar mejor con la realidad: "Las apariencias engañan".

Así que ya sabe, antes de prejuzgar u ofenderse y pensar que alguien es un caradura por sus acciones, piense que puede tener un motivo de peso para actuar así.

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