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Cartas al director de HERALDO: 'Víctor Barrio y la libertad de expresión'

Víctor Barrio, en imagen de archivo.
'Víctor Barrio y la libertad de expresión'
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'Víctor Barrio y la libertad de expresión'

El 9 de julio de 2016 el diestro segoviano Víctor Barrio falleció en el coso neomudéjar de Teruel tras una brutal cogida que le propinó el tercer toro de la tarde. 

El mundo del toro y grandes sectores de la sociedad mostraron su cariño hacia él y su familia. Pero no toda la sociedad tuvo la misma respuesta. Una concejala del Ayuntamiento de Catarroja (Valencia), de cuyo nombre no merece la pena acordarse, publicó en Facebook, junto a una fotografía del torero en el momento en que fue corneado, que no podía «sentirlo por el asesino que ha muerto más que por todos los cadáveres que ha dejado a su paso mientras vivió», refiriéndose a toros lidiados durante su corta carrera como matador. La concejala fue demandada, y todos los órganos judiciales, desde la primera instancia hasta el Supremo, consideraron que ese mensaje constituía una intromisión ilegítima en el honor del malogrado diestro. La concejala solicitó el amparo del Constitucional. Y si bien es cierto que existe un voto particular discrepante y que el Ministerio Fiscal consideraba también que debía primar la libertad de expresión, el Tribunal Constitucional, en sentencia del 11 de mayo pasado, ha considerado que en nuestro contexto social, en el que la tauromaquia forma parte del patrimonio cultural inmaterial español, calificar al diestro por su dedicación profesional como «asesino» debe ser considerado, sin la menor duda, como una injerencia en su derecho al honor, al suponer un menoscabo de su reputación y de su dignidad individual. La mayoría de la sociedad sí respondió a la desgracia con empatía y en la plaza turolense se colocó una placa en su honor y que dice: "Al torero Víctor Barrio, que elevó su alma al cielo en esta plaza el día 9 de julio del año 2016".

Diego León Guallart Ardanuy. ZARAGOZA

'Leciñena, para quedarse'

Hace unos días, estando sentado delante del televisor, apareció un programa que mostraba nuestro querido pueblo. Hablaban distintas personas de las actividades que realizaban en sus adentros, todo transcurría de una manera correcta, alabando, como no podía ser de otra manera, a su pueblo. Pero creo que muchos vecinos echamos en falta la verdadera esencia del pueblo. No se puede mostrar Leciñena y dejar pasar nuestras tradiciones, nuestra historia, nuestra idiosincrasia. No es posible hablar de nuestro pueblo sin mostrar las seguidillas, el dance, el santuario, no solo la capilla, sino todo en su conjunto. No se puede hablar de nuestro pueblo sin mencionar que fue la cuna de Marín Bagüés, no se pueden omitir nuestras instalaciones deportivas, culturales y de recreo (campo de fútbol, piscinas, pabellón, biblioteca y un sinfín de asociaciones culturales y deportivas). No se puede hablar de nuestro pueblo sin nombrar los bares, restaurantes, tiendas y panaderías; no puedes presumir de estar en Leciñena y no probar las tortas de yema, los mortajados, el pan tradicional de leña o el ecológico. El programa se quedó corto en su desarrollo, porque Leciñena es mucho más de lo que nos mostraron; y, como dice el título, un buen lugar para quedarse.

Fernando Marcén Letosa. LECIÑENA (ZARAGOZA)

'¡Y para qué tanto!'

Joaquín Carbonell, en una conversación que mantuvimos sobre la inteligencia emocional, me contó una anécdota en la que se refleja su forma de ser socarrona, a la par que amable y sincera. Me contó que a la vuelta del primer viaje que hizo a Nueva York como cantautor, en los años setenta, al llegar a su pueblo natal, Alloza, contó las excelencias de esa gran ciudad: grandes edificios, grandes avenidas, grandes puentes, grandes… A lo que una persona mayor, que junto a otros estaba tomando el sol con la boina calada hasta las orejas, le comentó: "¡Y para qué tanto!". Me dijo Joaquín que le sorprendió que, en lugar de alabar aquel gran desarrollo de la ciudad de los rascacielos, le hablara de que para ser feliz no hacían falta tan grandes cosas. Quiero recuperar la memoria de Carbonell, no solo como cantautor, sino como filósofo de la vida, y quiero que, en esta sociedad de lo más grande, lo más alto, lo más lejano, lo más…, reflexionemos sobre si para ser felices necesitamos tantas cosas. Tal vez, como decía aquel anciano de Alloza, lo mejor sea disfrutar con otros compañeros del sol, de la tierra, de las gentes de nuestro Aragón. No vaya a ser que otra persona mayor, mañana, nos diga: "¡Y para qué tanto!".

Carlos Hué García. ZARAGOZA

'Rehabilitación cardíaca'

Hace un año sufrí el contagio de la covid y simultáneamente varios episodios de angina de pecho. Ambos problemas fueron resueltos durante mi hospitalización en el Clínico de Zaragoza con excelente trato profesional y un magnífico servicio al paciente. En mi caso, encabezado por la Dra. Rebeca Marinas, con todo el equipo de enfermería y auxiliares de la Planta 12, más el apoyo de Cardiología y la especialista de Endocrinología Dra. Esperanza Aguillo. Recientemente he sido invitado a participar en el Programa de Rehabilitación Cardíaca que se imparte en el Hospital Provincial. Han sido ocho semanas recibiendo un entrenamiento físico dirigido a enriquecer la salud cardiológica, mejorando nuestra capacidad física y la mental. Es un servicio que recomiendo a quienes habiendo sufrido problemas cardíacos puedan participar en él. Mi agradecimiento a las Dras. Albarrán y Untoria, al Dr. Fernando Garza, con sus didácticos audiovisuales, y a la fisioterapeuta Ana y la enfermera Eva. Es un lujo que la sanidad pública pueda ofrecernos la atención de estos profesionales.

Juan Miguel Minguillón. Zaragoza

'Discrepancias y entendimiento'

Las discrepancias interpersonales ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo sobre un tema existen desde siempre. Para entender su importancia en el avance tan solo hace falta echar un vistazo al mundo de la ciencia, cuyo progreso se ha nutrido gracias a cuestionar todo y de manera permanente. Así, innumerables discrepancias científicas se han extendido durante décadas e incluso siglos, permitiendo importantes logros en muchas áreas de conocimiento. Otra cuestión distinta son las existentes en el campo político, a las que, por cierto, tan acostumbrados nos tienen en la actualidad los políticos de uno y otro color; y donde incrementan sus voces en lugar de sus argumentos, creando tensiones en la ciudadanía. Por eso, es de justicia resaltar el ejemplar clima de entendimiento mostrado tanto por el presidente del Gobierno de Aragón como por el alcalde de Zaragoza en sus últimos encuentros, pese a sus públicas discrepancias con el plan de la hostelería. A ver si cunde su ejemplo.

Carmen Trasobares López. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

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