Isabel Díaz Ayuso, en una televisión en la sede del PSOE
'Tangible'
Marta Fernández / Europa Press

Ayuso arrasó en Vallecas, rincón romántico de la izquierda. 

El 34,46% de los votantes de ese distrito la apoyaron y Pablo Iglesias, que se había arrogado la propiedad política y sentimental de los vallecanos, se quedó en cuarta posición con apenas el 10%. Viendo los resultados de ese nuevo icono pop que se llama Isabel Díaz Ayuso, me acordé mucho de un amigo vallecano que nos decía que estaba harto de que la izquierda se paseara por allí como el que va a visitar un zoo con los especímenes que les iban a votar por aquello de ser presuntamente pobres y rojos. Un ADN que también quiso aprovechar Vox en aquel mitin donde parece que acabaron rompiendo el cordón policial para que se liara. Curioso, cuando tras el tumulto resulta que casi el 42% de los que votaron en Vallecas, lo hicieron a la derecha. Un poco más, y a Abascal le acaban agrediendo sus propios simpatizantes.

Algo se ha roto en la izquierda cuando es incapaz de convencer a los distritos donde vive la gente con menor renta y con mayor fragilidad en sus empleos. Situación que no solo ocurre en Madrid; Casetas tiene desde 2020 a Jorge Eseverri (PP) como alcalde, en unas elecciones que ganó con 808 votos respecto a los 323 del PSOE. Es el barrio zaragozano con menor renta de la ciudad: 15.349 euros anuales.

Un problema de permeabilidad en el votante trabajador que se hace más preocupante si tenemos en cuenta que las elecciones de Madrid se han producido saliendo de una crisis económica y sanitaria que ha afectado a todos los ámbitos y que, en meses, puso a muchas personas frente al espejo de la precariedad de su empleo y de servicios públicos como la sanidad. Un contexto a priori ganador para una izquierda despistada en debates y luchas importantes (el racismo, la visibilidad LGTBI) pero quizá no tan acuciantes como para ser bandera de la exportación ideológica hacia el electorado. El PP de Ayuso solo habló de empleo y luchó por mantener abiertos los negocios; algo tangible para el empresario, el trabajador y el paseante. Apostó por sonar a verdad ocultando carencias y mostrando terrazas, que es el I+D español. Ayuso fue palpable en una sociedad descreída del Estado y relativista de la que, visto lo visto, va formando parte la mayoría.

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