Por
  • Alicia Asín

Quince minutos

Opinión
'Quince minutos'
Pixabay

La ciudad de quince minutos es un nuevo concepto urbanístico difícil de definir con consenso. 

La idea básica es la de crear vecindarios en los que sus habitantes puedan encontrar todo lo que necesitan en un paseo de quince minutos. La discusión viene cuando toca definir si esos quince minutos deben ser andando o en bici –para los más puristas– o en vehículos eléctricos, públicos o privados –para los más realistas–. Más allá de definir la superficie a cubrir, supone un cambio de paradigma en el diseño de las ciudades donde la movilidad cede paso al acceso. El foco ya no está en vertebrar toda la ciudad, sino en hacer que la mayoría de esos desplazamientos resulten innecesarios con un diseño totalmente descentralizado.

En nuestra cultura de inmediatez y sostenibilidad esta idea está ganando tanto adeptos por todo el planeta como detractores que se preguntan cómo distribuir servicios públicos en zonas de diferente densidad de población sin perder eficiencia; si la zona en la que uno vive puede convertirse en un limitador salarial por encima incluso de su puesto de trabajo. Y si esta idea de verdad haría ciudades más inclusivas o generaría más desigualdad. Yo lo que me pregunto es si este concepto de cercanía ha tenido en cuenta a las plataformas tecnológicas, porque tras más de un año de teletrabajo para muchos y acostumbrándonos, por necesidad o comodidad, a conseguirlo todo a golpe de clic, parece que a donde de verdad nos dirigimos no es a consumir localmente, sino al ‘recibir en 15 minutos’.

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