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Cartas al director de HERALDO: 'Aragón, Cataluña y el 23 de Abril'

BANDERA DE ARAGON / 9-08-02/ FOTO: JUAN CARLOS ARCOS BANDERA01.JPG
La bandera de Aragón.
Juan Carlos Arcos / HERALDO

Aragón, Cataluña y el 23 de Abril

Mi familia vemos todos los días el telediario de TVE-1 y siempre echamos en falta noticias de Aragón, salvo sucesos. El 23 de Abril era el Día de Aragón y no se dijo nada; eso sí, se mencionó el Día del Libro en Cataluña y denominándolo día de Sant Jordi. En Cataluña la fiesta del libro fue impulsada por el editor Vicente Clavel y se celebraba junto con la ‘Diada’ del 11 de septiembre, fiesta de Cataluña. En 1929 los libreros salieron un 23 de abril, y el éxito propició el cambio de fecha, que además coincidía con la muerte de Cervantes y Shakespeare. La Unión Internacional de Editores propuso el 23 de abril a la Unesco con el objetivo de fomentar la cultura y la protección de la propiedad intelectual. La Conferencia General de la Unesco lo aprobó en París en 1995, por lo que a partir de entonces el 23 de abril es el ‘Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor’. La relación de San Jorge con Aragón comienza en el año 1096, con la ayuda prestada por el santo al rey Pedro I en la reconquista de Huesca en la batalla de Alcoraz. Este patrocinio se hizo oficial en 1461, cuando las Cortes de Calatayud convocadas por Juan II establecen la festividad por medio del siguiente fuero escrito en aragonés: «E assimesmo ordenamos, que la fiesta del glorioso Martyr señor san Iorge, que caye a XXIII días de abril, sia en el dito Regno inviolablemente, e perpetua, guardada, observada e celebrada solemnement». En 1137, Ramiro II el Monje, rey de Aragón, en la conocida como ‘renuncia de Zaragoza’, depositó en su yerno Ramón Berenguer el reino (aunque no la dignidad de rey), quien firmó en adelante como Conde de Barcelona y Príncipe de Aragón. Petronila tomó el título de Reina de Aragón. En 1164, Alfonso II de Aragón heredaría el patrimonio conjunto. Por eso en Cataluña se celebró durante siglos el día de San Jorge.

Rosario Cabezudo Vallés. ZARAGOZA

'Ireneland’

Ha asomado Irene su rostro de cierzo bondadoso y su extraño atuendo de dulzura, aventando un alijo de palabras diáfanas, ayunas del frecuente rencor de los balcones. En este país hay dragones y monstruos, nos advierte con tenacidad persuasiva sin perder la compostura, sin apear el gesto, sin arrugarse en el escenario solemne de los alarifes y las banderas. En ‘Salons de Cent’ y en ‘Aljaferías’. Sin engreimiento. Con voz de mujer fuerte, con la desmesura del susurro. Con la nitidez de una experiencia dolorida y la oferta gozosa de su esperanza. Sin gritar. Sin acompañamientos comparsas. Sin corifeos. A cara descubierta. Sin ira. Con el aroma espontáneo y callado del tomillo. Con vigor de sabio. Hay que estar preparado, oyéndola, viéndola, para el asombro. Es posible que haya pocos corazones ‘públicos’, henchidos con frecuencia de bronca y alharaca, de soberbia altanera y arrogante, que puedan albergar la dieta de ternura silente y modesta que Irene propone con arrojo tranquilo como inequívoco mensaje político. Los broncos de oficio no toleran la excelencia. Pero Irene es una estrella. Y su luz nos llega.

Javier Turrión Berges. ZARAGOZA

‘Arboleda’, una novela poética

En las iglesias rumanas en el lado izquierdo, en las repisas, están las velas de los vivos, en el lado derecho, las de los muertos. Cuando una persona muere, si tiene una vela encendida en el lado izquierdo, se traslada al derecho. Ha fallecido M., su pareja se convierte en doliente, su mundo ahora es la ausencia, en ella se decide ir a Italia, a Olevano Romano, para pasar el invierno en una casa en lo alto de una colina. A la izquierda de esta, el viejo pueblo, a la derecha, un poco más arriba en la montaña, el cementerio rodeado de cipreses. Cuando la noche es muy oscura, el cementerio, iluminado por las luces perpetuas, flota como una isla en la negrura, la isla de los muertos sobre el valle de los vivos. Por las mañanas, ella siempre hace el mismo paseo, cuesta arriba por la ladera, entre los olivos, rodea el cementerio y va hasta la pequeña arboleda de abedules, de ahí el título del libro, ‘Arboleda’. Su autora, Esther Kinsky. Un libro bellísimo. En su paseo oía a los jilgueros, oía al pito verde, cuyo sonido se fundía con el pueblo, la casa, las laderas y arboledas, la luz y los colores, los matices y las tonalidades del gris y azul del paisaje. ‘Arboleda’ es un libro muy bello y poético, de lo mejor que he leído.

José Vicente Domeque Goya. ZARAGOZA

Diferencia de opiniones

Hemos de respetar la diferencia de opiniones o modo de ver las cosas; no transigir con el error, pero comprender. Tratar con delicadeza, sin herir ni escandalizarse; explicar nuestro punto de vista, aconsejar, pero no coaccionar, sino seguir con la amistad. No sabemos ni podemos juzgar el modo de pensar de la otra persona ni cuáles han sido los motivos que la han llevado a actuar así. Ya dijo Séneca que «los hombres deben estimarse como hermanos y ciudadanos, pues el hombre es cosa sagrada para el hombre»; respeto mutuo. Todos hemos nacido igual y para una tarea común; obrar unos contra otros va contra la naturaleza. No ver a los demás como malas personas, todos somos capaces de hacer tonterías. Respeto a los padres para educar a sus hijos; para mandarlos al colegio que quieran, pues los primeros educadores son los padres, pues el Estado no es padre ni madre. El Estado, que se preocupe de darles las materias previstas, Matemáticas, Historia, etc. Los padres han de ser comprensivos con los hijos, según su edad, hablarles de distinguir el bien del mal, de la vida, darles la educación adecuada a su edad. No darles gritos ni pegarles, enseñarles a respetarse y, cuando se hayan portado mal, hacerles caer en la cuenta de por qué no estaba bien. Y cuando ya son mayores y deciden hacer carrera, no imponerles, que sean ellos los que elijan. Y si en la adolescencia han hecho alguna maldad, por favor, que los acojan y ayuden a salir de aquel atolladero. Y es importante enseñar con el ejemplo.

Conchita del Moral Herránz. BARBASTRO

Parques, perros y personas

Los ingenieros que diseñaron el Parque Miraflores lo harían pensando en que las zonas verdes serían utilizadas por los niños y mayores para jugar, pasear, sentarse a merendar, a conversar o a tomar el sol. No podían imaginar que hoy este y otros parques urbanos se estén dedicando casi exclusivamente a que los perros hagan sus necesidades menores y mayores. Las menores ahí quedan, quemando y contaminando el césped y las mayores, en una pequeña parte también. Pido que en cada parque dedique una zona, aislada y separada de las viviendas, para que los perros puedan correr y hacer sus necesidades, incluso con juegos y rejillas de evacuación de orines. De esta forma las zonas verdes podrían volver a utilizarse para las personas de una forma higiénica.

José Salvador Bertol Deito. ZARAGOZA

Las cartas al director no deben exceder de 20 líneas (1.500 caracteres) y han de incluir la identificación completa del autor (nombre, apellidos, DNI, dirección y teléfono). HERALDO se reserva el derecho de extractarlas y publicarlas debidamente firmadas.

cartas@heraldo.es

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