Giménez Corbatón
He leído, y conservo subrayados y ‘fatigados’, todos los libros publicados por José Giménez Corbatón (Zaragoza, 1952). Desde ‘El fragor del agua’ (1993) y ‘Tampoco esta vez dirán nada’ (1997), editados por Anaya & Mario Muchnik, su descubridor, he seguido con mucho interés y avidez toda su obra.
Primero lo admiré como escritor y después he tenido la oportunidad de frecuentar su amistad y disfrutar de su generosidad, humor y sentido crítico. A él no le gustaría que lo llamase maestro porque es hombre discreto y humilde y, sobre todo, un trabajador silencioso, pero de algún modo lo es para mí y unos cuantos escritores afines. Un maestro en el arte de contar historias, tanto locales como universales. Tan inolvidables son sus narraciones de la guerra civil como su acercamiento novelesco a Jesús de Nazareth en ‘Los años de la alegría’ (2019).
Alejado de los círculos de poder y ajeno a la lucha de egos y vanidades de las redes sociales, José sigue escribiendo y leyendo en su estudio. Es un autor, traductor, crítico literario y articulista imprescindible de nuestra literatura aragonesa que quizás merecería un mayor reconocimiento institucional. Gracias a editorial Prames van llegando a las librerías sus últimos títulos y las reediciones de los anteriores. Estos días sale a la venta ‘La seda del tiempo’, otra bellísima colección de relatos con esa mirada precisa y poética sobre la realidad que caracteriza a Giménez Corbatón.
Ángel Gracia es poeta y narrador