Plan de ayudas sólido
El plan de rescate para la hostelería y el turismo del Gobierno aragonés, las diputaciones provinciales y los ayuntamientos se elevará a 50 millones de euros, que se repartirán en ayudas directas que oscilarán entre 3.000 y 200.000 euros por beneficiario.
Aunque ha tardado en llegar y aún está pendiente de la firma de convenios específicos con los consistorios de las tres capitales de provincia, hay que valorar que se ponga sobre la mesa, con un elevado consenso, un programa de ayudas directas. Ahora es preciso que el plan se ejecute con rapidez, sin caer en inoportunos retrasos por desajustes entre la DGA y el Ayuntamiento de Zaragoza.
La pandemia está asestando un durísimo golpe a la economía aragonesa, como a la española en su conjunto. No se trata de una crisis estructural, sino de un colapso coyuntural, por factores exógenos al sistema, que mina la supervivencia de muchas empresas que en circunstancias normales serían viables. Gran parte de ellas podrían volver a serlo cuando la economía, gracias a la vacunación, recupere la velocidad de crucero. Mientras llega ese momento, es imprescindible entregar un salvavidas a muchas empresas y autónomos que están acumulando niveles peligrosos de endeudamiento. Este exceso de deuda sí que puede provocar un problema estructural, fagocitando tejido productivo sano en la Comunidad. Por eso hacen bien las administraciones aragonesas en pactar este plan de ayudas, que tienen que ser rápidas y quirúrgicas para ser verdaderamente eficaces.
En este momento es imprescindible el entendimiento entre todas las administraciones, los agentes sociales y la sociedad civil para reactivar la economía aragonesa conforme avanza la inmunidad de grupo. Queda por delante al menos un trimestre muy duro. Los desencuentros de los últimos días entre el Pignatelli y la plaza del Pilar deben solucionarse cuanto antes.
