Por
  • Alicia Asín

Criticidad 2.0

Las 'fake news' se han convertido en una de las mayores amenazas en campaña.
'Criticidad 2.0'
Vocento

Llevamos más de un año en el que la covid rellena los informativos de desayuno, comida y cena. Hemos vivido el aumento de las ‘fake news’ y el temor masivo a la manipulación. 

El resultado de esta fobia fue un descenso en el consumo de noticias vía redes sociales y una mayor atención a la hora de leer gráficas, especialmente las que comparaban la caída del PIB en las principales economías europeas. Sin embargo, esas precauciones no son suficientes, pues no debemos confundir verdad con realidad absoluta. Un artículo ha analizado la cobertura que han hecho los medios estadounidenses sobre el coronavirus concluyendo que el 87% ha sido negativa. Sin recurrir a la falsedad, han seleccionado qué realidad mostrar en cada momento: si la mortalidad bajaba, destacaban el número de contagiados o aquellas zonas con rebrotes; cuando no había vacuna, la peligrosidad de su ausencia, ahora que la hay, su fiabilidad o la escasez de dosis.

La motivación tras este comportamiento es mucho más sencilla de lo que los conspiranoicos puedan pensar, pero mucho más trágica en mi opinión. No es manipulación, es la demanda de un mercado bajo la dictadura del ‘click-bait’ que hace que las noticias más negativas y sensacionalistas sean las más leídas. Nosotros decidimos qué parte de la realidad queremos ver y realimentamos el sistema. Los datos no se convierten en información solo por ser verídicos, el contexto es imprescindible. Así que no nos relajemos, ser crítico no es sólo cuestionarse la veracidad de los hechos sino su nivel de representabilidad.

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