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Coger o no coger apuntes

Apuntes
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Su nueva alumna se pasaba la hora de Filosofía cabizbaja, ensimismada, emborronando folio tras folio. Parecía ajena por completo a sus explicaciones. Los demás compañeros atendían sin pestañear y acompañaban con la mirada sus disquisiciones. Aunque quién sabe en qué clase de clase estarían sus alborotados pensamientos.

Al tercer día, el profesor no aguantó más y se acercó a la nueva alumna con vehemencia para llamarle la atención. Ella levantó por fin su asustadiza mirada y le mostró los apuntes de Filosofía que estaba cogiendo.

Cuenta esta anécdota Juan Luis Izuzkiza, profesor de Filosofía en un instituto vasco y autor del libro ‘Borregos que ladran’, donde reflexiona, entre otros asuntos, sobre el aburrimiento que inunda a una parte de los estudiantes y la propensión al victimismo de algunos docentes.

Sale este libro cuando es noticia que Bill Gates ha desvelado el "secreto" de su capacidad para concentrarse y adquirir conocimiento: toma nota en los márgenes de los libros que lee para resumir la información destacada y así comprenderla mejor. Hay medios que loan la idea del fundador de Microsoft como si hubiera descubierto la pólvora. Como si no estuvieran demostradas las virtudes de poner en negro sobre blanco las ideas reseñables.

Los de la vieja escuela pensábamos que nunca se había abandonado la buena costumbre de coger apuntes de las explicaciones del profesor. Una pequeña encuesta entre adolescentes del entorno muestra lo confundidos que estamos. Es más fácil conseguirlos a golpe de clic si se necesitan. Y ahora entendemos muchas cosas...  

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