El coche eléctrico, un tablero global

Los propios usuarios serán los encargados de recargar las baterías de los coches
'El coche eléctrico, un tablero global'
Aránzazu Navarro

Juega Aragón con habilidad sus cartas para el futuro del automóvil eléctrico. Y las tiene buenas. Así que, si la partida se desarrolla con limpieza, algunas bazas deberíamos llevarnos, incluyendo quizá una fábrica de baterías. 

Pero la ‘electrificación’ del transporte, que ya parece lanzada, es un empeño de envergadura global y hay muchas partidas en marcha, no solo la que se desarrolla dentro de España. De manera que también nuestro país y la Unión Europea y el mundo occidental en su conjunto tendrán que saber jugar sus cartas para no acabar dependiendo por entero de Asia y, tal vez, de potencias poco amistosas.

La transformación económica impulsada por la lucha contra el cambio climático y por la absorción de nuevas tecnologías altera los patrones que han regido la geopolítica durante muchos decenios. Los yacimientos petrolíferos y las rutas del oro negro pierden importancia –aunque no de hoy para mañana– y la ganan en cambio el dominio de algunas técnicas, la localización de determinadas industrias y, no se olvide, la extracción de minerales que, hoy por hoy, son indispensables para fabricar esas necesarias, y ansiadas, baterías. La minería, la del níquel y las tierras raras ahora, en lugar de la del petróleo, va a seguir siendo una parte fundamental, indispensable, de la nueva economía. Esa minería que en España se mira a veces con tanto recelo, pero que va a contribuir a configurar el mundo de pasado mañana. Y que estará, en los próximos años, por detrás de no pocas tensiones internacionales.

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