Señalar al enemigo

Opinión
'Señalar al enemigo'
Krisis'21

La pandemia que estamos viviendo va a producir cambios sociales, económicos, de consecuencias imprevisibles, como otras que la humanidad ha sufrido, pues no es una excepción. Éstas siempre han puesto en vilo al status quo internacional. No sólo ha cerrado países y dejado a muchas personas sin empleo sino que ha agudizado los problemas de un mundo desigual y medioambientalmente inviable. Volvemos a vivir en una época turbulenta y la historia nos recuerda que tiempos con problemas como estos constituyen un suelo fértil para que los antiguos odios resurjan. Estamos inundados de propaganda, miedo y mentiras. Aumenta nuestro desasosiego al advertir cómo la violencia verbal, la exageración sin el más mínimo rubor, se está convirtiendo en el lenguaje político normalizado. Tristemente comprobamos cómo primero empezamos dejando de empatizar con el otro y luego, en no pocos casos, pasamos al odio. De tal manera que primero se identifica un enemigo con determinados rasgos negativos: por ejemplo el inmigrante; luego se aportan razones: es el responsable de la inseguridad y la pobreza del país porque viene a usurpar el trabajo de los ciudadanos, representa un gasto adicional al Estado. ¿Qué sigue de aquí? Naturalmente el odiar. Como señala acertadamente Gunther Anders en su libro ‘La obsolescencia del odio’: "Una vez que el odio y el conocimiento entran en la dialéctica de potenciación mutua, el odio se expande solo". En este breve texto acomete una de las reflexiones más agudas e inteligentes sobre el cambio de paradigma histórico en las masacres contemporáneas.

Por eso no es de extrañar que ‘Hola 2021’, un vídeo de denuncia antipolítica haya tenido un gran éxito. Construye un mundo binario y populista de nosotros (los ciudadanos y ciudadanas) y ellos (la clase política y sus privilegios). Un mundo de antagonismos que alimenta la idea de casta egoísta que gobierna sin o contra el pueblo. Recordemos que abundar en la polarización siempre es contra alguien. Y por tanto reclama soluciones fáciles, con el atajo autoritario, que enmienda a la totalidad de la política institucional. Ahora las redes sociales han posibilitado que los dogmas lleguen mejor, que las mentiras se las crea más gente y que los vicios y defectos de los otros sean siempre mayores. Lo advirtió Umberto Eco. No podemos pasarnos sin enemigo, es una necesidad connatural: "Tener un enemigo es importante no sólo para definir nuestra identidad, sino también para procurarnos un obstáculo con respecto al cual medir nuestro sistema de valores y mostrar, al encararlo, nuestro valor. Por lo tanto, cuando el enemigo no existe, es preciso construirlo". Lo grave es cuando el enemigo adquiere tanto protagonismo, y en algunos territorios de nuestro país lo es, y puede convertirse en hilo conductor de nuestra historia.

Aumenta nuestro desasosiego al advertir cómo
la violencia verbal, la exageración sin el más mínimo rubor, se está convirtiendo
en el lenguaje político normalizado

Hace unos días contemplamos con estupor cómo Isabel Peralta, la principal oradora en el acto neonazi de homenaje a la División Azul en Madrid, decía que "el enemigo siempre va a ser el mismo, (...) el judío... El judío es el culpable", y por supuesto, el responsable de todos los males de Europa. No sólo no podemos olvidar sino que debemos enseñar donde termina este tipo de odio. Por ello me parece necesario destacar la donación de una importante colección sobre el Holocausto realizada a la biblioteca de la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza. Antonio Moreno, maestro de primaria, sacerdote y exalumno de la escuela internacional sobre estudios de la Shoah de Yad Vashe de Jerusalén, ha agrupado un total de 320 volúmenes referidos al antes, el durante y el después del Holocausto nazi, así como una buena cantidad de material audiovisual que ha usado durante sus clases. Señalaba el motivo de su donación: "Es importante que estos documentos los puedan aprovechar más personas, pues como se ha visto recientemente la prevención del genocidio, el fomento a la tolerancia y el respeto a la diversidad son valores en los que es necesario seguir trabajando". Y consciente de los momentos convulsos que estamos viviendo señala: "Soplan malos tiempos en Europa. Es importante trabajar para que aquella tragedia no se vuelva a producir". No es momento de señalar, de construir enemigos, de dividir y buscar polarizar. Es, por el contrario, momento de aunar fuerzas pues nos estamos jugando nuestro futuro como sociedad y como país.

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