Iglesias, el ‘reality’ y la realidad

Pablo Iglesias, este miércoles durante la sesión de control al Gobierno.
'Iglesias, el ‘reality’ y la realidad'
EP

El mismo hombre que en enero de 2016 se autoproclamó vicepresidente de un gobierno PSOE/Podemos abandonó esta semana La Moncloa por sorpresa tras poco más de un año en el cargo. Pablo Iglesias ha dado un giro de guion más digno de un ‘reality’ que de una serie de culto. Pero lo cierto es que la decisión del todavía vicepresidente hunde sus raíces en una realidad más que complicada.

Crítico infatigable de la Constitución, se sentó en las Cortes en 2016, entre lágrimas, como diputado y, a la vez, colega de quienes roderaron el Congreso. Agitador y, a la vez, vicepresidente con responsabilidades en el CNI, inquilino de un chalé custodiado por la Guardia Civil, Iglesias ha hecho oposición al PSOE, su socio de gobierno hasta que ha decidido embarcarse en la batalla por Madrid.

Una decisión que hunde sus raíces en el riesgo más que real de quedarse sin representación en la Asamblea de Madrid, lo que hubiera sido un mazazo tras la pérdida de poder territorial, cita tras cita en las urnas. A la vez, Pedro Sánchez había empezado a buscar una vía hacia el centro para aliviar su dependencia de aliados como Bildu y ERC, a los que Iglesias dio la bienvenida "al Gobierno del Estado". La aprobación de los Presupuestos se presentó por los guionistas de La Moncloa como el inicio de tres años de estabilidad. Nada más lejos de la realidad. Iglesias vuelve a su terreno, el de los mítines, con el sonoro ‘no’ de Íñigo Errejón, y se la juega el 4/M, decisivo para toda España y antesala, quizás, de unas generales anticipadas.

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