Por
  • Carmen Magallón

Acaparar

Opinión
'Acaparar'
Pixabay

Al pensar en las vacunas, una palabra que me viene a la mente a modo de aviso de peligro es acaparamiento. Basta ver la cantidad de vacunas que están comprando algunos países y comparar la población del país y la necesidad de doble dosis de algunas vacunas con el total comprado. María Moliner dice en su diccionario que acaparar es ‘adquirir y acumular cosas en más cantidad de la que se necesita para las necesidades ordinarias...’. El problema es que esa política de acaparamiento se ve como ejemplar. Se envidian las compras masivas, los regateos, sin indagar los desequilibrios y perjuicios que puede provocar el acaparar de manera egocéntrica. Efectivamente tener más dosis permite ir más rápido en la vacunación y recuperar antes cierta normalidad en la vida y en la economía. Pero los expertos científicos avisan de que las mutaciones crecerán en la medida en que el virus se mantenga robusto no importa dónde y puede ocurrir que esas vacunas acaparadas ya no sirvan ante nuevas cepas surgidas en poblaciones desasistidas. Así es que no solo por solidaridad con los países empobrecidos, que también, sino guiados por un egoísmo inteligente, ¿no debería haber una estrategia global de reparto de vacunas más equilibrado, diseñada y monitorizada por la Organización Mundial de la Salud? En esta era en la que todo viaja a gran velocidad, incluido el virus, la supervivencia misma exige modelar nuestras mentes para asumir que somos una humanidad interdependiente. Y actuar en consecuencia.

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