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  • Heraldo de Aragón

Desastre político en Murcia

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La coordinadora de Ciudadanos en la Región de Murcia, Ana Martínez Vidal, y el portavoz del partido en el Ayuntamiento de la capital murciana, Marío Gómez.
Marcial Guillén / Efe

La operación diseñada por el PSOE y Ciudadanos en Murcia, con una doble moción de censura -comunidad y ayuntamiento- que iba a permitirles repartirse el poder en esa región puede terminar en un rotundo fracaso, que supondrá un desastre para el partido naranja. Genera además una inoportuna inestabilidad en el conjunto de la política nacional y acrecienta el descrédito del comportamiento de los partidos ante la ciudadanía.

Pasar, de un día a otro, de formar parte de un gobierno a encabezar una moción de censura contra ese mismo gobierno, como ha hecho Ciudadanos en Murcia, no resulta una maniobra política muy elegante. Pero si además la operación fracasa por la defección de algunos de los dirigentes del partido, que es lo que parece que ocurrirá, todo el montaje cae en el ridículo y conduce al desastre. La actitud de los tres tránsfugas merece, desde luego, una censura; y es contradictorio que, a pesar de los pactos contra el transfuguismo, el PP de Murcia los premie con cargos en el nuevo Ejecutivo regional. Pero si lo que pretendía Arrimadas era orientarse hacia el centroizquierda, lo que ha conseguido ha sido dejar a la vista la debilidad interna de su organización y poner en entredicho su propio liderazgo; las deserciones son un síntoma de la ruptura del partido. Tampoco el papel del PSOE y de la Moncloa ha sido airoso, trabajando en la sombra un cambio de alianzas de los naranjas con el resultado de desestabilizar el tablero político en medio todavía de la pandemia. La reacción de Díaz Ayuso llevará a unas elecciones anticipadas en Madrid. Parece evidente que la onda expansiva de esta malhadada operación murciana no va a favorecer un mejor entendimiento entre las fuerzas políticas, especialmente entre el PP y el PSOE, que deben acometer juntos cuestiones de Estado inaplazables y, sin embargo, encontrarán ahora más razones para la confrontación. Mal escenario para la política española.

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