Otras clases de negacionismo

Oficina de empleo en Zaragoza.
'Otras clases de negacionismo'
Guillermo Mestre

Hoy hace un año, los trabajadores de los ministerios del Gobierno recibieron una instrucción con la recomendación de mantener una prudente distancia física y evitar aglomeraciones y saludos con dos besos o apretones de manos. Sí, se sabía ya que el virus era extremadamente contagioso y que estaba causando estragos en el norte de Italia. Pero se infravaloró su capacidad letal y se hizo algo que no tiene un pase: avisar al personal de los ministerios antes que al resto de la población. Por eso las ministras fueron a la manifestación con guantes, aunque el virus no estaba en esos detalles sino en los aerosoles. Al negacionismo político -"habrá uno o dos casos", etc.- no debería suceder el económico. Los datos del paro de ayer son demoledores. Superada la barrera de los cuatro millones de desempleados, repuntan los ertes y planea el riesgo cierto de que se conviertan en eres.

En este escenario, se ha conocido por fin el informe del Consejo de Estado que el Gobierno había ocultado, y que censura la falta de controles en el decreto sobre el uso de los fondos que enviará la UE a España para luchar contra la pandemia. Es básico que se destinen con criterios de eficiencia, equidad y transparencia. Y también que los primeros auxilios del inicio de la crisis se conviertan en ayudas directas en los casos y sectores necesarios , más allá de los avales que taponaron la hemorragia de la primera fase. El Banco Central Europeo ha hecho notar que somos el país más cicatero en estas ayudas. Sufren las empresas y la competitividad.

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