Youtubers e impuestos

Opinión
'Youtubers e impuestos'
Krisis'21

Mi madre –como casi todas sus amigas y coetáneos– no sabe qué quiere decir ser un ‘youtuber’. La palabreja le suena porque la viene escuchando en la tele y en la radio desde hace unos cuantos días. La asocia a la noticia sobre unos jóvenes domiciliados en Andorra para pagar menos impuestos. Y esa es la parte importante. No se sabe bien qué hacen ni cómo ganan dinero, pero se van a otro lugar escapándose de Hacienda. Así tenemos, al menos, dos asuntos a considerar. Por un lado, el debate sobre los impuestos. Por otro, la palabra como tal.

Respecto de lo primero, los medios se han encargado de destacar esa ignominia, especialmente los más afectos al régimen sanchista. De hecho, es un tema recurrente escorado de forma sistemática a descalificar a quienes se ‘escaquean’ de las garras de la Agencia Tributaria. Unas veces se afea la misma conducta a deportistas con altos ingresos, otras a famosos dedicados a mercadear con su fama y, por lo habitual, a cualquiera que, teniendo dinero, evita pagar los tributos en España. Hemos construido un cierto consenso al respecto: ‘si el Estado somos todos, nos toca contribuir a todos’. Por eso, es lógico denostar esa forma de huir. Esta fuga es una conducta impropia en un Estado social y democrático de derecho como el nuestro. Incluso según las circunstancias se ha tipificado como delito fiscal. Y los delincuentes de este tipo no son pocos. Al contrario, nos han hastiado los fraudes escandalosos como los de la familia Pujol y otros de sobra conocidos. Es un tema recurrente.

Si se recaudan impuestos para mantener solidariamente las cosas comunes, poco
se puede objetar

Ahora bien, sobre los delitos tributarios, quien esté libre de toda culpa que tire la primera piedra. En este caso, son las grandes fortunas las que producen grandes ‘defraudadores’, pues, utilizando diversas estratagemas se las apañan para pagar menos de lo que toca. Pero, en cifras menores, no es algo extraño que nos evitemos el pago de una parte del IVA o de otros impuestos. Precisamente porque la política fiscal no necesariamente responde a los intereses de todos. Incluso hay movimientos ciudadanos para oponerse a impuestos que no se consideran justos. Por ejemplo, en nuestro país, en Aragón, el discutido Impuesto sobre la Contaminación de las Aguas (ICA). O en su día Robin Hood peleándose contra el sheriff de Nottingham y Juan Sin Tierra. Ese es el meollo del asunto.

Si se recaudan impuestos para mantener solidariamente las cosas comunes, poco se puede objetar. Como en una comunidad de vecinos, las cosas se pagan conjuntamente. Si queremos servicios públicos de calidad necesitaremos financiarlos de forma adecuada. E igualmente requeriremos unas administraciones públicas bien gestionadas y eficientes. Pero también sabemos que hay una gran distancia entre el dicho y el hecho. Los intereses políticos y partidistas estropean las más de las veces lo que está bien diseñado. Y en más de una ocasión vemos cómo la clase política estropea lo que nos beneficia a todos. En cualquier caso, una Administración Pública eficiente, con una función pública eficaz son el pilar de cualquier democracia que se precie. Pero si ambas se sobredimensionan, se corrompen o se malversan, entonces estamos abocados al desastre. Y en esa dinámica, el sistema pierde su sentido y los impuestos su legitimidad. Entonces se perciben como una medida confiscatoria para el uso y abuso de unas élites extractivas que castigan cualquier éxito ajeno. Como sucede con los profesionales de Youtube.

Pero si la Administración Pública se sobredimensiona,
se corrompe o se malversa, entonces estamos abocados al desastre

Y aquí el segundo asunto. Ser ‘youtuber’ –expliqué a mi madre– es dedicarse a grabar, editar y publicar vídeos en Internet que luego se pueden ver en el teléfono, en la tele o en el ordenador. Unos somos aficionados y otros hacen negocio usando Youtube. Ésta es una marca que denomina un sitio de Internet dedicado a explotar comercialmente el alojamiento de vídeos. Empezó en 2005, Google lo compró en 2006 y en menos de tres lustros se ha convertido en una pieza clave del capitalismo digital. Ahora es parte del gigante tecnológico Alphabet. Esta multinacional alimenta adecuadamente la tecnología que sostiene el monopolio y un modelo de negocio donde todo lo que nos regala se lo cobra largamente. Otro ejemplo de industria dispuesta a pagar los menos impuestos posibles. ¿Por qué será?

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión