El Peñón, una base militar colonial

El Peñón, una base militar coloñal.
1. Torre de control RAF Gibraltar. 2. Almacén militar de materiales peligrosos. 3. Visor optrónico. 4. Aeródromo de la RAF. 5. Antena del radar para control de tráfico portuario. 6. Hangares RAF Gibraltar. 7. Parte comercial del puerto. 8. Dársena de embarcaciones militares menores. 9. Base naval. Muelle de municionamiento. Muelles Z para submarinos nucleares. 10. Muelle 41 / mando militar. 11. Parte industrial civil del puerto. 12. Tres diques secos. 13. Anclaje cables sistema acústico (control militar del tráfico submarino). 14. Radares (control militar tráfico de superficie). Antena de radio (corta y media distancia). Visores optrónicos. Telescopio. 15. Cables de inteligencia acústica submarina (hasta 20 millas náuticas). 16. Inteligencia electrónica. 17. Control portuario civil. Dos antenas de radar. 18. Inteligencia de comunicaciones: campo de antenas larga distancia. Antenas de telefonía móvil, satélite y corta distancia. 19. Aljibes en los túneles. 20. Polvorines en los túneles: munición de artillería, misiles, torpedos, bombas, minas, etc. 21. Radar. Control de tráfico aéreo. Antenas (comunicaciones aeronáuticas). 22. Clínica militar. 23. Cuartel del Regimiento de Gibraltar. 24. Visor optrónico. 25. Depósitos de combustible de aviación. 26. Verja.
Archivo Heraldo y Á. Liberal -generaldavila.com- (datos militares).

Procede insistir en los problemas que plantea a España, en el siglo XXI, la base militar y colonial británica de Gibraltar, los cuales desbordan ampliamente las dificultades de empleo padecidas por la zona española contigua.

Ni amigos ni enemigos eternos, sino intereses permanentes (Lord Palmerston). España tiene gobiernos incompetentes permanentes en cuanto al Peñón. Franco logró una declaración de la ONU sobre el estatuto colonial de Gibraltar, que el Reino Unido no pudo impedir. Pero tampoco acertó el generalísimo al vaticinar que el Peñón caería «como fruta madura». Se dio el gustazo de decirlo sobre bases inexplicadas, lo que creó injustificada confianza en quienes lo tenían por un ser oracular.

Moratinos y sus visiones

Una vez que el visionario Rodríguez Zapatero admitió que vivíamos en una crisis económica mayúscula, su ministro Moratinos, el 7 de febrero de 2009, presentó en la XLV Conferencia de Seguridad de Múnich los escenarios imaginables para España en ciertas improbables hipótesis catastróficas: muerte del rey, campaña por una república federal, golpe de estado monárquico con apoyos del CNI, el CIFAS (versión militar del CNI), el PSOE y/o el PP y las Fuerzas Armadas o bien del Ejército de Tierra o la Guardia Civil. Podría llegarse a una guerra civil con sublevaciones en Cataluña y País Vasco. En el exterior, no sería imposible un ataque de Marruecos y, en este caso, EE. UU. y Reino Unido se declararían neutrales en el conflicto, a pesar de nuestra pertenencia a la OTAN. Esas hipótesis improbables, pero no irracionales, apuntaban a que nuestros amigos, ocupantes de instalaciones militares de primer orden en la península Ibérica, se llamarían a andana en caso de conflicto armado. Entre tanto, como a muchos españoles, a sus gobernantes el de Gibraltar les parece un caso patriotero (Iglesias) y nadie les cuenta que España podría hacer valer recursos de los que no se informa a los ciudadanos, porque es mejor que los ignoren.

Los países de la OTAN firman unos acuerdos para su mejor cooperación llamados STANAG (‘Standardization Agreements’). Hay más de mil, relativos a un sinfín de cosas: técnicas cartográficas, calibres de munición, taxonomías de puentes y carreteras, etc. El #1100 establece que un buque de estado de tercer país (por antonomasia, los de guerra) no puede entrar en un puerto español ni antes ni después de atracar en Gibraltar. Norma parecida afecta a las aeronaves. El actual puerto gibraltareño es un robo británico manifiesto, construido en el siglo XIX con violación del tratado originario (1713) y ocupando aguas españolas. El Gobierno español debe insistir sin desmayo en estos hechos, precisamente ahora, y no admitir excepciones inadmisibles, máxime cuando Londres ha abandonado la Unión Europea.

Así, el aeródromo militar (que no es un aeropuerto) ocupa ilegalmente suelo español: a pesar de su nombre engañoso (Gibraltar International Airport, nada menos) no reúne, ni de lejos, las condiciones mínimas de seguridad que la ley internacional exige, si bien se le da amplio uso civil. Es notorio, pero no para los españoles, que esa instalación está clasificada como una de las diez más peligrosas del mundo.

Ángel Liberal, estudioso en la anatomía y la fisiología del Peñón, ha recordado que la base de la Royal Navy carece de depósitos de combustible (¿será la única del mundo?) porque se le suministra desde España, mediante contratos con la refinería de CEPSA en Algeciras: si se negara tal servicio, Londres «tendría que rehabilitar túneles y tuberías a un coste desorbitado». Otro tanto sucede con la energía requerida por los barcos que atracan en sus muelles, incluidos los cada vez más viejos submarinos nucleares que acuden a reparación: es España la que facilita los grupos electrógenos necesarios, a los que permite cruzar la Verja (en suelo hurtado) en dirección sur.

Moncloa no se atreve

Todas las concesiones de Madrid a Londres reforzarán el estatus de la gigantesca base, repleta de puntos peligrosos e instalaciones potencialmente hostiles, incluso bajo tierra. El Peñón está horadado por una larga red de túneles que llegó a utilizar Eisenhower en los años de la guerra mundial. Caben en ellos no solo 16 000 soldados -fue el cálculo inicial-, sino instalaciones de hospital, talleres mecánicos, cocinas, una central eléctrica, etc. Los lectores de este diario pudieron ver una parte del intrincado sistema en el suplemento dominical ‘XL Semanal’, en junio de 2017... aunque no figurasen allí, por razones imaginables, los acopios de municiones, activos o potenciales.

En la ilustración adjunta, los lectores de HERALDO verán una síntesis de los abusos y los peligros latentes en Gibraltar. Es preciso un mínimo de orgullo nacional. El actual Gobierno de España disfraza sus debilidades de ‘voluntad de diálogo’ -no solo con Londres-; y, si bien no tiene por qué actuar de forma intemperante, tampoco debe seguir siendo tan sumiso y complaciente como hasta hoy y seguir fingiendo que no da importancia a las humillaciones. Ya no.

Moratinos preveía la conducta de Londres en caso de apuro serio para España y Sánchez tiene un aliado en el Gobierno que últimamente se declara patriota a cada paso. Pero como si nada.

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