¿El final del CDAN?

El director del CDAN, Juan Guardiola, en una fotografía de archivo, delante de una obra de José Beulas
El recién cesado director del CDAN, Juan Guardiola, delante de una obra de José Beulas
Pablo Segura

El Centro de Arte y Naturaleza lo tuvo en su día todo de cara para haberse impuesto como ‘el’ museo aragonés de arte contemporáneo, aquel en torno al que se articulan las exhibiciones, investigaciones y programas didácticos más relevantes, el que primero buscan expertos y aficionados en sus visitas, el que crea escuela y es polo de atracción. Siquiera por eliminación, ante la ausencia de otros aspirantes de peso.

Nació en un tiempo de todavía cierta alegría presupuestaria y se materializó cuando en la capital, en Zaragoza, aún no se había agigantado el Pablo Serrano y este se mantenía como un lugar dedicado únicamente a preservar la memoria del escultor de Crivillén. El proyecto oscense venía alentado por una idea, la de la relación entre el arte, la naturaleza y el paisaje, que lo hacía excepcional, y que lo sigue haciendo atractivo internacionalmente, tan oportuna en una era en la que la crisis medioambiental por el calentamiento es el gran tema (a ello volveremos cuando se supere la pandemia).

El CDAN fue concebido de manera orgánica, con coherencia, a partir del programa de ‘land art’ que en los 90 diseminó intervenciones de autores importantes por el territorio del Alto Aragón, gestándose luego con trabajo y complicidades. Estrenó una sede firmada por el más prestigioso arquitecto español, Rafael Moneo, y, por tener, hasta contaba con una historia bonita de la que presumir: la del amor correspondido del pintor Beulas hacia la ciudad de Huesca, materializado en la donación de su colección y de su finca que está en el germen del museo.

Pero las administraciones públicas que lo gobiernan desde un patronato pronto empezaron a laminar su presupuesto, hasta hacerlo irrelevante. Los logros que ha alcanzado pese a todo, y que le han permitido mantener una buena imagen exterior, se deben a sus gestores directos, como el cesado esta semana. Los políticos que han descabezado el CDAN acordaron también que ahora pase a depender del Museo de Huesca. Hablan de reorientar su actividad, sin más precisión. Como lo cultural no parece haber pesado mucho en sus decisiones, rechazadas rápidamente por quienes trabajan con el arte contemporáneo en España, todo anuncia el final de un buen proyecto al que no se le permitió crecer.

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