Por
  • Francisco José Serón Arbeloa

Transformación digital

Opinión
'Transformación digital'
POL

Los términos digitalización y transformación digital se usan con frecuencia como sinónimos, aunque no lo son. Digitalización es convertir la información que está en formato tradicional a formato digital (representación mediante unos y ceros) y también es sinónimo de automatización. Por ejemplo, las universidades han abordado múltiples proyectos en el marco de la ‘universidad digital’, que van desde la digitalización de los materiales y recursos docentes a la automatización de procesos (matrícula, actas, …) y a la preocupación por la formación en competencias digitales de toda la comunidad. Los procesos digitalizados, suelen ser más rápidos, eficientes, seguros, ahorran costes y ofrecen un mejor servicio. Pero al otro lado del servicio, el receptor tiene que hacer más o menos lo mismo que ya se hacía. Por eso a la digitalización no se le puede llamar transformación digital, ya que esta implica al menos dos cosas: primero, cambiar y segundo, hacerlo con el objetivo de adaptarse al usuario que ya vive en un mundo digital.

La ‘transformación digital’ tiene que ir mucho más allá de la mera ‘digitalización’ de los servicios

Es importante comprender que la transformación digital nunca se desencadena por la tecnología, sino que siempre trata de resolver problemas o proporcionar nuevos enfoques. Si hablamos de universidades, esto significaría introducir una serie de cambios en la cultura del personal y en la tecnología, de manera que posibiliten nuevos modelos educativos y que transformen las direcciones estratégicas y las propuestas de la institución, de tal manera que, por ejemplo, el usuario esté en el centro de todo teniendo en cuenta sus preferencias y pudiendo personalizarle los servicios.

Con los datos históricos extraídos de un artículo de Eduardo Castelló, he construido una analogía simple para intentar facilitar el entendimiento de todo lo que acabo de decir.

En nuestra sociedad existen sitios específicos para cada tipo de compra, se llaman tiendas, y en cada una suelen despachar personas que conocen perfectamente el género que venden, y si vas de manera habitual por allí, en muchas ocasiones te recomiendan productos que intuyen que te podrían gustar. En los años cincuenta del siglo pasado, este concepto tan tradicional inició su ocaso con la llegada de los supermercados, donde te ofrecen de todo y pagas a la salida. Una transformación que hizo que se perdieran las recomendaciones personales y las cambió por las técnicas de márketing dirigidas al gran público en general. Esto podría representar el mundo analógico.

A mediados de los años ochenta, se empezaron a utilizar bases de datos de listas de compra de clientes genéricos para buscar patrones de consumo. Los resultados fueron muy efectivos y se empezó a comprender que el análisis y procesamiento de datos sobre la actividad de sus clientes les daba la posibilidad de mejorar las ganancias de sus negocios basándose en adelantarse a las posibles demandas de sus consumidores. Esto podría representar la digitalización.

El objetivo de los cambios tiene que ser el de adaptarse a un usuario o cliente que ya vive en un mundo digital que le proporciona cada vez mayor libertad

La llegada de Internet dio un paso más, de repente podías comprar casi cualquier tipo de producto en casi cualquier sitio del mundo. Sin embargo, a medida que el catálogo crecía, se empezó a comprender la necesidad de filtrar la enorme cantidad de información accesible. Y se redescubrió la rueda con el nacimiento de una de las herramientas más interesantes del presente y posiblemente del futuro de Internet: el sistema de recomendación personal que se basa en información previa que tengan sobre ti. Esto podría representar la transformación digital.

Hay que entender que el propio concepto de transformación digital evoluciona y, dependiendo del ámbito de actuación, surgen diferentes puntos de vista y procedimientos para su puesta en marcha. Pero es evidente que hay que abordarla ya que cada vez va a ser más solicitada, apetecible y necesaria. Por lo tanto, reinventarse es necesario, ya que la era digital ha traído un componente de libertad muy importante, si tú no me lo ofreces otro me lo ofrecerá, y a él se lo pediré porque puedo.

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