Si hace años, el rey del contenido en internet era YouTube, en la actualidad, rivaliza cara a cara con Twitch, una plataforma propiedad de Amazon, destinada a las emisiones en directo, también llamadas streamings. A los creadores de contenido en dicha página se les denomina, siguiendo el manido impulso anglosajón, ‘streamers’. Estos son capaces de congregar en sus emisiones a miles de usuarios diarios; de hecho, la semana pasada, un joven español de sobrenombre ‘The Grefg’ batía el récord mundial de audiencia, con más de dos millones de internautas.

Los ‘streamers’ comenzaron su andadura en Twitch centrándose en los videojuegos. Este sigue siendo uno de los principales atractivos del servicio, a la par que empiezan a vislumbrarse nuevas propuestas. Hace unos días, descubrimos su potencial informativo, de la mano de Newtral —la empresa fundada por Ana Pastor— y su colaborador en Estados Unidos, quien analizaba en directo las elecciones presidenciales. También encontramos a ‘streamers’ que componen música en vivo, a otros que retransmiten sus viajes a tiempo real y hasta a personas que se reúnen en salas de estudio virtuales. Twitch es la televisión de las audiencias jóvenes y los ‘streamers’ son sus ídolos —algunos de ellos millonarios—, a los que observan, imitan y justifican. Su margen de crecimiento es grande y, en el medio comunicativo, no deberíamos vivir alejados de ello, si es que queremos percibir mejor los mensajes que calan en el público más joven y alfabetizar en consecuencia.