Las averías de la vacuna

Preparativos para inyectar una dosis de la vacuna.
Preparativos para inyectar una dosis de la vacuna.
David Arquimbau / Efe

Afines de diciembre la presidenta de la Comisión Europea afirmaba, satisfecha, que la vacunación contra la covid era una «historia europea de éxito». Está claro que se precipitó. Un mes después, a esta «historia de éxito» le han salido unas cuantas averías. Aún no había terminado de hablar Von der Leyen, cuando la prensa alemana daba a conocer serias dudas sobre si el número de dosis adquiridas era suficiente y sobre si las vacunas elegidas eran las más adecuadas. Luego ha venido el parón de Pfizer en la fabricación. Y casi a la vez, el despiste sobre el número de dosis que salen de cada uno de los frasquitos en los que va envasado el brevaje. Salían cinco al principio, pero ahora dicen que son seis, aunque para sacar el sexto hacen falta cierta habilidad y unas jeringuillas especiales, que no están disponibles en todas partes. ¡Un lío! Mientras, en España, a pesar de estar en plena emergencia, solo somos capaces de vacunar los días de hacienda y, como era de esperar, el Gobierno y las comunidades ya están a la greña por el reparto de viales. Cada región, por supuesto, va a su aire, pero el ritmo general es a paso de tortuga. En tres semanas de enero solo se han dado poco más de un millón cien mil pinchazos. Como hay que dar dos pinchazos a cada ciudadano, a esta cadencia habrá que esperar hasta bien entrado el año 2024 para que esté vacunado el 70% de la población española. El ministro Illa había dicho que la llegada de la vacuna era «el principio del fin de la pandemia»; pero, a lo que parece, para alcanzar ‘el final del principio’ todavía tendremos que esperar sentados. A no ser que la gestión de todo este asunto mejore pronto sustancialmente.

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