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La cencellada

Cencellada en Bello, este martes 12 de enero, cuando registró la menor temperatura de España: -25,4 grados.
Cencellada en Bello, este martes 12 de enero, cuando registró la menor temperatura de España: -25,4 grados.
Javier Escriche

Acostumbra la naturaleza en los últimos tiempos a ponernos contra las cuerdas, a marcarnos la pauta de conducta con mano férrea. Un virus que no es nada si no entra en una célula amenaza nuestras vidas y nuestra economía, modifica nuestra forma de relacionarnos, nuestras costumbres, nos confina. Y sitúa en claro riesgo de colapso la joya de la corona de nuestro estado de bienestar: el sistema sanitario.

Una borrasca seguida de un frío polar deja una imagen de la península ibérica que se asemeja a Islandia. Hasta las grullas que ni se molestaban en migrar al sur por la bonanza del tiempo huyen ahora de la laguna de Gallocanta para esquivar la cencellada que blanquea los árboles de su entorno. Venían del norte de Europa y han ido a posarse en el punto del país con la temperatura más extrema de todo el continente. También otros animales del entorno de Bello volarían si pudieran en busca de zonas donde no haya continuas heladas que les impida beber de las fuentes y alimentarse.

La naturaleza humana también da medida de su capacidad de alcanzar los extremos. Prueba de ello es que el máximo referente mundial por su cargo, el todavía presidente de Estados Unidos, azuza a sus huestes hasta violar el templo sagrado de la democracia y luego saca el extintor. Demasiado tarde. Lograr un doblete de ‘impeachment’ no está al alcance de cualquiera. Hay que ser un bombero torero muy cualificado, y Donald Trump ha demostrado su maestría en este campo.

El año 2021 acaba de empezar y parece que llevamos inmersos en él una eternidad. Seguimos para bingo.

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