Por
  • José María Gimeno Feliu

Hacia un modelo de Salud 4.0

ahora es el momento de impulsar nuevas formas de organizar la atención sanitaria
Ahora es el momento de impulsar nuevas formas de organizar la atención sanitaria
EFE

Comienza el año 2021 y una de las enseñanzas del 2020, como consecuencia de la pandemia, es la importancia de las políticas de salud, concebidas como inversión en tanto principal escudo económico y social. El 2021 debe ser el año para impulsar con convicción nuevas formas de gestión de la sanidad para, desde una perspectiva holística, con el paciente como principal actor, avanzar hacia modelos más eficientes, equitativos y con dinámica transformadora. Son varios los ejes para diseñar un ‘modelo de salud 4.0’. Uno primero, no por evidente menos necesario, es implementar una política de salud pública proactiva que permita anticiparse y laminar las acusadas externalidades que plantea la enfermedad cuando puede transmitirse a otros y causar daños a toda la sociedad. Salud pública como primera defensa que debe ser la antesala de la asistencia sanitaria. Saber invertir en salud pública es saber invertir en la protección sanitaria de los ciudadanos.

El segundo eje es el de la organización de la asistencia sanitaria, donde deben superarse apriorismos ideológicos para conseguir un modelo armónico público-privado. Las administraciones deben invertir en la sanidad pública, pilar indispensable del modelo de salud 4.0, y puede ser conveniente fijar umbrales mínimos de financiación sobre el PIB coherentes con las políticas europeas en esta materia. Pero, asimismo, debe fomentarse la existencia de modelos privados de sanidad que, alineados con los fines de la propia sanidad pública, complementen un modelo integral de salud inclusivo. Público y privado en salud no deben ser configurados como adversarios, en una mal entendida política pública de salud, pues el interés general no es monopolio de las instituciones públicas. Saber sumar esfuerzos e iniciativas debe ser una de las nuevas señas de identidad de la organización sanitaria en España. Y si importante es la colaboración público-privada más relevante es corregir las disfunciones existentes de nuestro modelo de cooperación público-público. La Unión Europea acaba de insistir en la importancia de una leal cooperación entre todas las organizaciones sanitarias para, además de ser más eficientes (allí está el ejemplo de la adquisición de vacunas por la Comisión Europea) conseguir, y esto es lo fundamental, la mejor calidad asistencial de todos los ciudadanos, de forma independiente a la concreta organización sanitaria a la que estén adscritos. En definitiva, la nueva sanidad exige más cooperación y colaboración y menos patrimonialización política.

Un tercer eje es el personal sanitario. El ejemplo de su esfuerzo durante la pandemia no debe ser olvidado. Y para ello conviene repensar el modelo de gestión de plantillas, que deben estar bien dimensionadas y planificadas, y que debe poner en valor la mejor cualificación de todos quienes trabajan al servicio de la atención sanitaria. También de las empresas que prestan servicios o suministros (en especial los que aportan soluciones innovadoras), que deben ser también actores en la misión de la mejor asistencia sanitaria y cuya retribución debe justificarse por el valor que aportan.

Por último, el nuevo modelo de salud 4.0 exige hacer de la digitalización la herramienta de cambio para pasar de las ideas a la acción. Inteligencia artificial o internet de las cosas son un presente cuya correcta utilización debe ser la palanca del cambio. Digitalización que debe aportar sensibilidad apostando por su humanización. La experiencia de la pandemia ha puesto de relieve el valor de muchos procesos y proyectos impulsados por la digitalización, que, desde esta perspectiva de humanización (permitiendo monitorización en tiempo real y evitando sufrimiento y contagios), han ayudado a mejorar la calidad asistencial y la eficiencia. La salud 4.0 exige planificación y gestión estratégica, un cambio de cultura organizacional, una nueva organización de los procesos en torno al paciente –y no al revés–, soluciones de tecnología innovadora y una efectiva digitalización que haga más humano el trato al paciente.

Los fondos europeos son la oportunidad para, superada la niebla de la pandemia, encender luces largas para impulsar esta nueva arquitectura cooperativa de la gestión de la salud, desde los paradigmas de humanización, sostenibilidad y valor. Y en Aragón, con características singulares derivadas de su estructura territorial y de la despoblación, la suma de actores públicos y privados, junto con las universidades e institutos de investigación, conforman un escenario ideal que nuestros políticos deben saber alinear para invertir en este nuevo modelo transformador de sanidad que, desde una correcta digitalización, gire en torno al paciente desde una perspectiva integral.

José María Gimeno Feliu es catedrático de Derecho administrativo de la Universidad de Zaragoza

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión