Por
  • Octavio Gómez Milián

Lles

Luis Lles, en el despacho municipal en el que ha trabajado
Luis Lles, en el despacho municipal en el que ha trabajado
Rafael Gobantes

Se jubila Luis Lles. Es el enésimo ladrillo distópico en este año que termina. Luis Lles, cultura hecha hombre, el hombre hecho noche y tarde y mañana lúcida. Lles hizo de una capital de provincia un lugar sumido en el estupor del arte de vanguardia, la danza o el circo. Juntó a Perico Fernández, Leopoldo María Panero y Chiquito de la Calzada. Bailó en las cavernas y supo que el salto de lo analógico solamente se podía conseguir bailando. Chelis pinchando vinilos inclinados un ángulo de 63° mientras Lles, bolsa en bandolera, soñaba con los Pirineos convertidos en la primera frontera abierta al continente africano. Galactribe 303 eligiendo la máscara de El Santo para ser parte de Ludotech Luis, en su despacho del Matadero, a punto de ser aplastado por una avalancha de ejemplares atrasados del magazine ‘Radar’, Lles disfrazado de Rey Mago en la portada de la ‘Pócima del amor’ de los Mestizos, con abrigo largo manufacturando música que todavía no existía tras los platos del Tránsito, Lles como el más eficaz ángel exterminador de la mediocridad, haciendo que la vida de los que lo conocimos fuera, simplemente, mucho más divertida. Luis Lles escribiendo letras para Orni o caminando junto a Poch mientras los dos imaginan el saxo de Bagüeste en ‘Jurelandia’. A Luis Lles le daba igual que fueras crítico del Rockdelux o un fanzinero con gafas, si veía el incendio en los ojos estaba dispuesto a contribuir con el alcohol de su propia alma. Cuando suba a tu coche Kylie Minogue piensa que la Navidad se ha adelantado. Lles o muerte. Vida, siempre. Gracias por todo. 

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