Confinamiento provincial
El Gobierno de Aragón ha decidido finalmente prorrogar las actuales restricciones de movilidad hasta el 12 de enero. Puede entenderse que es necesario atender a los expertos en salud pública que exigen medidas de contención para que la Navidad no se convierta en el preludio de la cuarta ola de la covid-19 en la Comunidad. Sin embargo, se precipitó hace una semana cuando anunció la posibilidad de permitir los viajes dentro de Aragón sin limitaciones desde mañana mismo. Con la ciudadanía ya muy cansada y con muchos negocios exhaustos, el mantenimiento del confinamiento provincial frustra muchas expectativas que la propia DGA había generado.
El inminente periodo festivo de Navidad va a ser determinante para el devenir de la pandemia por la gran cantidad de desplazamientos y reuniones que genera. El comportamiento ciudadano será clave para que no empecemos el año con una explosión de nuevos rebrotes. Pero esto no es óbice para que el Gobierno de la nación asuma su responsabilidad. Ahora se ha vuelto a inhibir y ha dejado todo en manos de las autonomías, que han adoptado una gran variedad de medidas incrementando las contradicciones y el desconcierto.
En Aragón, la prórroga del confinamiento provincial llega sin un necesario plan de ayudas y justo una semana después de que la DGA anunciara la posibilidad de levantarlo. Es lógica la prudencia, pero el peligro no se centra tanto en la movilidad provincial como en las grandes concentraciones que se están produciendo estos días en las capitales. Además ha originado un grave daño a numerosas zonas del Pirineo y Teruel que habían puesto su esperanza en la Navidad para arreglar parcialmente las cuentas de muchas familias y negocios ligados al turismo y la hostelería. No cabe apelar constantemente a la responsabilidad individual si se hace desde la confusión normativa y las expectativas frustradas que están generando las administraciones.
